miércoles, 28 de abril de 2021

Contracolumna • EL ZÓCALO HUELE A MIERDA • AAZ: UNIDOS POR TLAXCALA


JOSÉ MARTÍNEZ M.


¿Por qué están siendo exitosas las campañas de oposición al gobierno de Obrador? El caso de Anabell Ávalos Zempoalteca en Tlaxcala es un ejemplo contundente. Hay una propuesta y una narrativa.
Mientras la candidatura de Lorena Cuéllar se resquebraja y amaga con el “blof”. La candidata de Morena actúa contrario a las manecillas del reloj: le apuesta al montaje propagandístico. Ella misma se inventa un “prestigio”, que ya sabemos que es falso. Su campaña está enfocada en la fanfarronería para tratar de “intimidar”. Habla en nombre de Obrador para “cumplir” sus amenazas.
Y como ella, todos los demás candidatos de Morena actúan de la misma manera. Es un patrón diseñado desde la sede del Poder Ejecutivo que se ha convertido en una verdadera guarida.
Todos hemos atestiguado la podredumbre que corroe a Morena. Desde la impunidad de un pederasta poblano que se escuda en su fuero de diputado federal, pasando por cancelación de la candidatura del violador Félix Salgado Macedonio financiado con recursos ilícitos de grupos venezolanos y apoyo logístico de personajes ligados, en su momento, a Hugo Chávez, hasta llegar al ministro de la Suprema Corte Arturo Zaldívar como un presidente espurio de la máxima autoridad judicial.
También todos somos testigos de cómo el presidente Obrador con su llegada al poder convirtió a Palacio Nacional en un estercolero. Todas las mañanas presenciamos cómo se recoge y se fermenta el estiércol en las conferencias presidenciales.
Cuando Manuel Camacho Solís despachaba como jefe del Departamento del Distrito Federal –ahora Gobierno de la Ciudad de México– la actriz María Félix soltó una de sus expresiones puntillosas cuando señaló que el Centro Histórico olía a meados.
Claro, el Zócalo y sus alrededores no sólo eran calles mugrosas sino además peligrosas.
La crítica de la Doña caló hondo. A partir de entonces comenzó el rescate de la zona más simbólica de nuestro país. Se formó el Consejo Consultivo del Centro Histórico entregó a la UNESCO del Plan Integral de Manejo del CH (2011 a 2016) para definr por primera vez en su historia de 700 años las líneas estratégicas de mediano y largo plazos para la conservación y sostenimiento del sitio.
Para su infortunio, Obrador como jefe de gobierno siempre se opuso al rescate del Centro Histórico. A él solo le interesaba embellecer Paseo de la Reforma y nada más. Sin embargo, el presidente Fox y el empresario Carlos Slim con el respaldo del Banco Mundial lograron transformar el Zócalo y sus alrededores que abracan un espacio de 10 kilómetros y que rebasan con mucho el minúsculo territorio sobre el cual se fundó la ciudad prehispánica de Tenochtitlan. Como testigo mudo se erige en ese lugar el Templo Mayor.
Lo malo es que Obrador ha convertido a la joya de la corona del poder presidencial en un lugar sucio y maloliente como los pantanos donde se reproducen los pejelagartos.
Por desgracia el país está hecho un desastre. Obrador ha ido convirtiendo a México en un país de mierda. Todo lo que huele a Morena despide un tufo irrespirable.
Porfirio Muñoz Ledo quien orgulloso le colocó la banda presidencial a Obrador ahora reniega del tabasqueño. Porfirio vomita al Peje hasta llegar a la maledicencia. No es para menos. Obrador es el monstruo que construyeron los políticos que desertaron del viejo PRI y que con intelectuales y periodistas lo encumbraron.
Con el respaldo del PRD, poco a poco Obrador fue creando un coto de poder. Se fue configurando en un personaje que involucró ingenio e imaginación creando a su alrededor una perversa y no menos compleja red de crímenes y complicidades.
Hoy los resultados están a la vista. Obrador y su meta-poder anticonstitucional evidencia los excesos de un hombre y la pasividad del entorno que le ha permitido alcanzarlos.
Como Obrador, por el país hay regados conspicuos personajes que lo emulan y manipulan la fe de quienes aún siguen creyendo en un proyecto de país que no existe. En la utopía de salvar a los pobres para convertir a México en una república amorosa.
La bandera de los candidatos de Morena a las gubernaturas en disputa y a la renovación del Poder Legislativo es prometer el paraíso.
Ya sabemos que los candidatos de Morena –como muchos otros de los demás partidos, en especial los aliados del estercolero obradorista– manejan falsos discursos dominados todos ellos por las mentiras, como aquella vieja canción del corrido de Marieta: los morenistas prometen muchos regalos y lo que dan son puros palos.
Salvo la muchedumbre con la que ha lucrado políticamente durante décadas, Obrador y sus marionetas que buscan a cualquier costo hacerse de las 15 gubernaturas en disputa y las centenares de curules en la Cámara de Diputados, una gran mayoría de mexicanos están en contra de las propuestas del tabasqueño cuya tarea consiste en desmantelar al viejo régimen construido a lo largo de casi un siglo. Lo peor para el país, es que Obrador no tiene ni la más remota idea de lo que significa la construcción de una nación.
Un proyecto de país va de la mano de un plan de educación y de una estrategia de desarrollo económico con una visión de largo plazo.

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