martes, 4 de mayo de 2021

Contracolumna • NO TIENEN MADRE • SLIM, RESPONSABLE

 

 
JOSÉ MARTÍNEZ M.
 
Carlos Slim Helú es un hombre inconmensurablemente poderoso. Eso no lo hace intocable. Tiene una ventaja sobre el resto de los mortales: dinero, mucho dinero, pero la conciencia intranquila y las manos sucias.
Ahora carga en sus espaldas con más de una veintena de muertos y un centenar de heridos por la pésima calidad en los materiales de construcción de la Línea 12 del Metro. Grupo Carso fue la encargada de la construcción del tramo que se derrumbó y ocasionó una tragedia.
La gran mayoría de la gente ignora que Slim estuvo a punto de pisar la cárcel por apropiarse de los derechos de autor de la digitalización de Telmex.
El pleito llegó hasta un juzgado de barandilla y gracias a una “mordida” se libró de ser fichado como un vulgar delincuente. Ignacio Cobo -uno de sus mejores amigos- cuenta la anécdota en medio de risotadas. Durante la comparecencia de Slim ante el juez se armaron los golpes y Cobo se trenzó contra los demandantes del Ingeniero.
El abogado que estuvo a punto de poner a Slim tras las rejas fue Javier Coello Trejo quien defendía los intereses de un trabajador de Telmex el que había logrado modernizar a la compañía telefónica en el momento preciso en que Slim se hizo dueño de ésta gracias a sus contactos políticos con el presidente Salinas. El trabajador fue despedido y liquidado. Slim tuvo de su lado al aparato de “justicia”. Al trabajador (Antonio Otero) solo le dieron millón y medio de pesos. Él exigía una compensación de 20 millones de dólares. Slim dijo que eso era un “chantaje”.
Negociar con Slim no es cosa fácil. Prefiere los arreglos “bajo la mesa”, al final de cuentas es un marchante.
Quizás en Panamá debe haber ahora preocupación por el derrumbe de los vagones del Metro en la Ciudad de México.
¡Albricias! Slim, es uno de los constructores del Metro de Panamá.
Desde hace cuatro años, Slim se encuentra envuelto en líos judiciales en España. La imagen del magnate de las telecomunicaciones se ha empañado por escándalos de corrupción en la construcción del Metro de Panamá en sociedad con otras compañías españolas.
Desde hace varios años Slim se convirtió en el principal accionista de la empresa española Fomento de Construcción y Contratas (FCC), firma especializada en infraestructura del transporte hídrico y de medio ambiente con presencia en más de 35 países.
FCC incurrió en sobornos para obtener contratos para la construcción del Metro en el país canalero.
Directivos de FCC y otras compañías, entre ellas Odebrecht, diseñaron un esquema de corrupción que consistió en sobredimensionar el suministro de acero necesario para las obras "y en facturarlo al doble de su precio”.
En el hotel Calinda Geneve de la Zona Rosa es común toparse, desde hace varios años, con el expresidente panameño Martín Torrijos Espino. El anfitrión invariablemente es Ignacio Cobo, uno de los operadores políticos de Carlos Slim.
Martín Torrijos es hijo del mítico general Omar Torrijos, quien fue líder de la revolución panameña que lo encumbró en el poder hasta su muerte en 1981 tras un accidente aéreo.
Martín Torrijos quien gobernó de 2004 a 2009 hizo cabildeo a favor de Carlos Slim en Panamá para obtener en 2017 los contratos de las obras del Metro.
Por los actos de corrupción de los altos ejecutivos de Slim en la FCC se encuentra abierto un expediente en la Audiencia Nacional, jurisdicción en Madrid especializada en asuntos financieros complejos.
Como Martín Torrijos, Marcelo Ebrard es un cabildero y empleado de Slim. A lo largo y ancho de América Latina varios expresidentes -sobre todo de Sudamérica- están al servicio de Slim.
Al igual que grupo Carso que opera en México, la FCC tiene proyectos de construcción desde carreteras, obras ferroviarias, marítimas, construcción industrial, hasta desarrollos residenciales en toda la región latinoamericana.
En México, Carlos Slim ha corrompido a políticos de todos los niveles, incluidos presidentes de la república. En nuestro país el grupo Carso construye autopistas, túneles, infraestructura hídrica, torres de oficinas, líneas del Metro, aeropuertos, plantas petroleras, gasoductos, etc, etc…
Políticos de todos los colores caben en su cartera.
Ebrard puso en sus manos su carrera política. Los dos están coludidos en las irregularidades cometidas en la construcción de la línea 12 del Metro.
Cuando se concluyeron las obras Ebrard las calificó como un portento de la ingeniería mundial. Mintió.
Están documentadas todas las irregularidades. La “línea dorada” se entregó con más de 17 mil fallas.
La adquisición de los vagones fue un burdo acto de corrupción.
Lo peor es la falta de mantenimiento de todo el Sistema de Transporte Colectivo. Claudia Sheinbaum debería seguir los pasos de la maestra de la escuela Rebsamen condenada a 31 años de prisión por negligencia.
Sheinbaum debería ser procesada y su subalterna, la directora del Metro también.
Obrador también debe responder por los actos criminales del derrumbe. Uno de los involucrados en los malos manejos es el amigo y compadre de Obrador, José María Riobóo.
Nadie escapa a la corrupción de la falsa “izquierda”. Obrador y todos los de Morena están embarrados. Simplemente no tienen madre.
Dice Ebrard que se pone a “disposición de las autoridades”, lo que debe hacer es renunciar, dejar los privilegios del poder y someterse a las leyes como cualquier ciudadano, lo mismo para Scheinbaum, quien además de inepta es testaruda y miserable.

Contracolumna • LA LÍNEA DORADA DE LA SUCESIÓN 2024 • SLIM – EBRARD: EL PODER Y LOS NEGOCIOS

 



JOSÉ MARTÍNEZ M.

Si alguien piensa que Marcelo Ebrard pasó una mala noche, se equivocan. Los muertos por el accidente de la Línea Dorada del Metro son simples “pelillos a la mar”. 

Decenas de miles, cientos de miles de personas sufren ahora las consecuencias.

En términos estrictos los responsables morales de la tragedia son Marcelo Ebrard y el magnate Carlos Slim y sus asociados.

Más que la tragedia, lo que le preocupa a Ebrard es su ambición política por suceder a Obrador. Y Slim está preocupado solo por sus bolsillos.

Para nadie es un secreto que Carlos Slim es el padrino político de Marcelo Ebrard. 

La relación entre ambos está a partir un piñón. 

Sí Marcelo Ebrard aspira a suceder a Obrador en la Presidencia sabe que cuenta con el respaldo de Carlos Slim.

Con el apoyo del magnate, el canciller Ebrard ha ido construyendo su trayectoria política.

Cuando Ebrard fungía como jefe de la policía capitalina, él y Slim se dieron el lujo de pagar más de 4.3 millones dólares por una visita de horas al polémico Rudolph Giuliani, exalcalde de Nueva York por una “asesoría” para combatir la delincuencia de la Ciudad de México. (Giuliani makes recommendations to Mexico City Police - YouTube)

El jefe de Gobierno era López Obrador quien recibió a Giuliani en su despacho. Así empezaron los negocios de Slim con el gobierno de Obrador con Ebrard de por medio.

Sin embargo, Vicente Fox destituyó a Ebrard como jefe de la policía por un linchamiento de agentes federales en Tlahuac. 

Entonces, tras su despido Slim acogió a Ebrard y lo protegió. 

El todopoderoso magnate nombró a Ebrard como segundo de abordo de su sobrino Héctor Slim en un fideicomiso del Centro Histórico. 

Héctor despacha ahora como director de Teléfonos de México y es uno de los hombres más cercanos a Ebrard. Algo así como la “uña y mugre”.

Como jefe de gobierno Ebrard llenó de contratos al grupo Carso. Slim hizo muchos negocios con el tema de la seguridad. Después vendrían las obras públicas y la construcción de la Línea Dorada.

Y como amor con amor se paga, Ebrard recompensó a Slim como el mayor beneficiario en la construcción de la línea 12 del Metro.

Todos sabemos que la construcción de la Línea Dorada fue un auténtico botín. Políticos y empresarios se dieron un festín. 

Hasta hace tres años todavía las empresas constructoras seguían sangrando al erario público. 

Carlos Slim dueño del Grupo Carso y los empresarios de ICA y Alstom exigían miles de millones de pesos por adeudos e intereses al gobierno de la Ciudad de México.

La Cuarta Sala Civil del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México resolvió pagar solo 4,000 millones de pesos de los 6,000 que reclamaba Slim por adeudos e intereses.

Aunque fue una obra ejecutada en el gobierno de Ebrard, la inauguración corrió a cargo de Miguel Ángel Mancera el último día de octubre de 2012, y en menos de dos años se suspendió su operación por diversas fallas. (más de 17 mil, muchas de ellas graves).

Ahora, sobre los despojos de la Línea 12 del Metro revolotean como auténticos carroñeros los dos personajes que se disputan la sucesión de Obrador: Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum.

Cadáveres más, cadáveres menos, en México no importan los muertos. Ya lo decía el poeta de la música vernácula: “no vale nada la vida, la vida no vale nada”. 

En el país se puede perder la vida de la manera más absurda y cruel. Y no pasa nada. Masacres, accidentes, ejecuciones, desapariciones y no pasa nada.

Ahí está Gatell quien reina sobre catástrofe. Más de 217 mil muertos por Covid y no pasa nada.

Lo que verdaderamente importa es la ambición de los políticos que se disputan cuotas de poder. 

En la tragedia de la “Línea Dorada” todos se lavan las manos. Una veintena de muertes y un centenar de heridos, son simples estadísticas. 

Políticos y empresarios están embarrados.  Obrador, Marcelo Ebrard, Mario Delgado, Jorge Arganis Díaz, Miguel Mancera, Carlos Slim y un largo etcétera.

Ayer fue Claudia Sheinbaum con el derrumbe de una escuela donde murieron aplastados una treintena de niños y trabajadores, ahora es la Línea Dorada y mañana tal vez el aeropuerto de Santa Lucía. 

¡Y no va pasar nada!

Ebrard, Sheinbaum y Obrador seguirán con sus miserables vidas.

lunes, 3 de mayo de 2021

Contracolumna • ANABELL, VA CAMINO AL TRUNFO • LORENA, CANDIDATA DEL ENGAÑO


 JOSÉ MARTÍNEZ M.
 
Para un político no hay nada peor que una derrota. Sin embargo, hay políticos que se empecinan en llegar al poder a cualquier precio. Aún por encima de su dignidad. Es el caso de Lorena Cuéllar, la candidata de Morena que busca imponerse en Tlaxcala mediante sucias maniobras. Como ahora que inventa encuestas y que compra encuestas al tamaño de su medida. Como sospechosa encuesta de El Universal y otras más. Es parte de la guerra sucia y una prueba del derroche de recursos como parte de la campaña del engaño.
Cuéllar ya en un par de ocasiones ha sufrido sus respectivos reveses. Con el PRI no pudo contender y perdió la oportunidad. No contaba con el respaldo suficiente ni poseía la experiencia. Sólo contaba con la ambición. La segunda ocasión que lo intentó fue derrotada en las urnas. Lo hizo bajo la sombra del PRD. Desagradecida se fue del partido por la puerta de atrás, sin pena ni gloria.
Ahora contiende por Morena y va rumbo al fracaso. Un golpe más para su ego. Todo apunta a una clara derrota.
Dice el refrán: lo que se ve, no se juzga. Cierto.
Cualquier persona, incluídos los más enfermos del obradorismo, saben que Tlaxcala es territorio perdido.
Anabell Ávalos ha desplegado una campaña de mucho contacto con la gente. Hay una identificación. Es natural el enganche entre la candidata de Unidos por Tlaxcala que muchos militantes de Morena han pasado a formar parte de las filas de esta coalición.
El discurso de Anabell es propositivo y contundente. Le llama a las cosas por su nombre.
Ha sabido contenerse. Es común que los candidatos pierdan piso y ofrezcan las perlas de la vida.
En un estado pobre como Tlaxcala la gente necesita fuentes de empleos y la creación de servicios básicos. No se puede ir por la vida engañando y manipulando a la gente, cómo viene haciendo en su desesperación la señora Lorena Cuéllar quien vive fuera de la realidad, como en un cuento donde todo es fantasía.
Esta señora que le tiene miedo a la vida. Que se llena la cara de costosas cirugías, está acostumbrada a mentir.
No sé puede ir por la vida mintiendo, engañando y manipulando.
De acuerdo a los lineamientos de las campañas todos los candidatos deben cumplir ciertos requisitos de transparencia. Es lo menos que deberían hacer. Pero la señora Cuéllar acostumbrada a torcer las leyes y a mentir, se niega a presentar su declaración patrimonial y los comprobantes del pago de sus impuestos.
Todos saben la mala fama de esta persona que fue capaz de apropiarse la candidatura de su partido por encima de los cadáveres de sus compañeras de partido. La misma fórmula aplicó con las postulaciones de los candidatos a presidentes municipales y diputados locales y federales.
Cadáveres más cadáveres menos, Lorena Cuéllar dispuso a su antojo las candidaturas y lucró con ellas. Hoy mantiene a Morena dividido y sin los liderazgos naturales que tiene cualquier organización política.
Ella antepuso sus intereses como lo hizo con una tragedia familiar. Se agandalló la herencia mal habida y se lavó las manos. Nada más ruin y perverso.
Con esa mentalidad carroñera, la señora Cuéllar cada que se publica una encuesta --por supuesto pagada con el dinero de los impuestos de los tlaxcaltecas-- hace una fiesta. Es patético ver cómo cacarea las mentiras. Cada vez que un adulador la llena de elogios, ella saca su espejo como la bruja del cuento.
Desde luego que existe una enorme diferencia entre la señora de las cirugías y la candidata de la Coalición Unidos por Tlaxcala.
La señoy Cuéllar es adicta a los juegos de azar y al ocultismo. Se hace asesorar por brujos y Babalaos --muchos delincuentes recurren a esas prácticas-- para sentirse segura.
En el mundo del juego, suele apostar cantidades importantes de dinero y cada vez que pierde se trauma. No es poca cosa lo que apuesta, sabemos que lo hace con dinero ajeno. Muchos millones del presupuesto de los programas federales de bienestar fueron a parar a las bolsas de los casinos.
La ludopatía de la señora Cuéllar es una enfermedad seria. Debe aceptar que la administración pública y la gobernanza no son un botín. Es disponer de un compromiso y vocación de servicio.
Cuéllar se la pasa posando para la foto, una campaña sin pues ni cabeza, con pésimos asesores y estrategas y muchos aduladores.
El contraste, según han podido constatar sus paisanos, es la campaña de Anabell Ávalos. Un discurso sencillo, directo y sin aspavientos. La campaña de Anabell se rige por una narrativa. Es un discurso coherente que conecta con la gente.
A pesar de ser una campaña con muchas limitaciones económicas, la coalición Unidos por Tlaxcala ha sabido desplegar y proyectar una imagen y un discurso atractivo, como se solía hacer en otros tiempos, cuando la plaza pública permitía un acercamiento y un mejor contacto entre los candidatos y los ciudadanos.
La videopolítica hoy domina el escenario electoral pero cuando ocurre el más mínimo error, éste se multiplica y se convierte en una pesada loza para un candidato.
Anabell optó por la cercanía con la gente y está despertando fuertes y serías expectativas. Ocupa las preferencias ven las encuestas pero sabe que debe ser cautelosa y apretar el paso y amarrar mejores y mayores acuerdos para consolidar su eminente triunfo.
Cada lugar que visita para hablar con la gente, se termina por convertir en una verbena. Ella lo sabe, pero mantiene los firmes.
Anabell está en plena madurez política y disfruta cada momento. Se ha rodeado de un equipo eficiente y sus aliados le brindan apoyo. La alianza partidista ha dado, hasta ahora, buenos resultados. Insisto, Tlaxcala es un laboratorio político que puede servir en el futuro inmediato como un modelo de trabajo para armar una estructura de carácter nacional.
Unidos por Tlaxcala es una alianza ciudadana que rompe con el anquilosado corporativismo. Pero sin duda, lo más importante es contar con un buen candidato. El perfil de Anabell reúne esas características.
No se trata de aparentar, sino de ser auténticos. Quizás Lorena Cuéllar, la candidata del engaño no lo sepa, no se trata de ver quién se ha hecho más cirugías, pues al final los refranes populares son sabios: "aunque la mona se vista de seda, mona se queda".

miércoles, 28 de abril de 2021

Contracolumna • EL ZÓCALO HUELE A MIERDA • AAZ: UNIDOS POR TLAXCALA


JOSÉ MARTÍNEZ M.


¿Por qué están siendo exitosas las campañas de oposición al gobierno de Obrador? El caso de Anabell Ávalos Zempoalteca en Tlaxcala es un ejemplo contundente. Hay una propuesta y una narrativa.
Mientras la candidatura de Lorena Cuéllar se resquebraja y amaga con el “blof”. La candidata de Morena actúa contrario a las manecillas del reloj: le apuesta al montaje propagandístico. Ella misma se inventa un “prestigio”, que ya sabemos que es falso. Su campaña está enfocada en la fanfarronería para tratar de “intimidar”. Habla en nombre de Obrador para “cumplir” sus amenazas.
Y como ella, todos los demás candidatos de Morena actúan de la misma manera. Es un patrón diseñado desde la sede del Poder Ejecutivo que se ha convertido en una verdadera guarida.
Todos hemos atestiguado la podredumbre que corroe a Morena. Desde la impunidad de un pederasta poblano que se escuda en su fuero de diputado federal, pasando por cancelación de la candidatura del violador Félix Salgado Macedonio financiado con recursos ilícitos de grupos venezolanos y apoyo logístico de personajes ligados, en su momento, a Hugo Chávez, hasta llegar al ministro de la Suprema Corte Arturo Zaldívar como un presidente espurio de la máxima autoridad judicial.
También todos somos testigos de cómo el presidente Obrador con su llegada al poder convirtió a Palacio Nacional en un estercolero. Todas las mañanas presenciamos cómo se recoge y se fermenta el estiércol en las conferencias presidenciales.
Cuando Manuel Camacho Solís despachaba como jefe del Departamento del Distrito Federal –ahora Gobierno de la Ciudad de México– la actriz María Félix soltó una de sus expresiones puntillosas cuando señaló que el Centro Histórico olía a meados.
Claro, el Zócalo y sus alrededores no sólo eran calles mugrosas sino además peligrosas.
La crítica de la Doña caló hondo. A partir de entonces comenzó el rescate de la zona más simbólica de nuestro país. Se formó el Consejo Consultivo del Centro Histórico entregó a la UNESCO del Plan Integral de Manejo del CH (2011 a 2016) para definr por primera vez en su historia de 700 años las líneas estratégicas de mediano y largo plazos para la conservación y sostenimiento del sitio.
Para su infortunio, Obrador como jefe de gobierno siempre se opuso al rescate del Centro Histórico. A él solo le interesaba embellecer Paseo de la Reforma y nada más. Sin embargo, el presidente Fox y el empresario Carlos Slim con el respaldo del Banco Mundial lograron transformar el Zócalo y sus alrededores que abracan un espacio de 10 kilómetros y que rebasan con mucho el minúsculo territorio sobre el cual se fundó la ciudad prehispánica de Tenochtitlan. Como testigo mudo se erige en ese lugar el Templo Mayor.
Lo malo es que Obrador ha convertido a la joya de la corona del poder presidencial en un lugar sucio y maloliente como los pantanos donde se reproducen los pejelagartos.
Por desgracia el país está hecho un desastre. Obrador ha ido convirtiendo a México en un país de mierda. Todo lo que huele a Morena despide un tufo irrespirable.
Porfirio Muñoz Ledo quien orgulloso le colocó la banda presidencial a Obrador ahora reniega del tabasqueño. Porfirio vomita al Peje hasta llegar a la maledicencia. No es para menos. Obrador es el monstruo que construyeron los políticos que desertaron del viejo PRI y que con intelectuales y periodistas lo encumbraron.
Con el respaldo del PRD, poco a poco Obrador fue creando un coto de poder. Se fue configurando en un personaje que involucró ingenio e imaginación creando a su alrededor una perversa y no menos compleja red de crímenes y complicidades.
Hoy los resultados están a la vista. Obrador y su meta-poder anticonstitucional evidencia los excesos de un hombre y la pasividad del entorno que le ha permitido alcanzarlos.
Como Obrador, por el país hay regados conspicuos personajes que lo emulan y manipulan la fe de quienes aún siguen creyendo en un proyecto de país que no existe. En la utopía de salvar a los pobres para convertir a México en una república amorosa.
La bandera de los candidatos de Morena a las gubernaturas en disputa y a la renovación del Poder Legislativo es prometer el paraíso.
Ya sabemos que los candidatos de Morena –como muchos otros de los demás partidos, en especial los aliados del estercolero obradorista– manejan falsos discursos dominados todos ellos por las mentiras, como aquella vieja canción del corrido de Marieta: los morenistas prometen muchos regalos y lo que dan son puros palos.
Salvo la muchedumbre con la que ha lucrado políticamente durante décadas, Obrador y sus marionetas que buscan a cualquier costo hacerse de las 15 gubernaturas en disputa y las centenares de curules en la Cámara de Diputados, una gran mayoría de mexicanos están en contra de las propuestas del tabasqueño cuya tarea consiste en desmantelar al viejo régimen construido a lo largo de casi un siglo. Lo peor para el país, es que Obrador no tiene ni la más remota idea de lo que significa la construcción de una nación.
Un proyecto de país va de la mano de un plan de educación y de una estrategia de desarrollo económico con una visión de largo plazo.

sábado, 24 de abril de 2021

Contracolumna • ANABELL VS LA CANDIDATA GORGOJO • AMLO, CAMPAÑAS VOTO DEL HAMBRE



JOSÉ MARTÍNEZ M.


El presidente Obrador es un lastre para las campañas de los candidatos de Morena. Más allá de las encuestas que apuntan una caída en las preferencias de los aspirantes obradoristas, el mal humor social sigue latente. El descontento no se manifiesta en apariencia pero en las campañas ha comenzado a exteriorizarse un rechazo a las dádivas que los candidatos de Morena ofrecen a cambio del voto.
Lorena Cuéllar, candidata de Morena al gobierno de Tlaxcala en 15 días ya gastó los más de ocho millones de pesos que el INE le autorizó para su campaña. En una maniobra burda de propaganda pagó a TV Azteca más de 3 millones de pesos por una larga entrevista en el canal 40 para “limpiar” su imagen. De nada sirvió porque de inmediato otros programas de la televisora hicieron “memes” con los exabruptos de Cuéllar durante el debate de los candidatos al gobierno de Tlaxcala.
Lorena Cuéllar es la típica candidata gorgojo. El ejército de los “servidores de la nación” que la auxilian en su campaña, regalan despensas (bueno, es un decir) con productos caducados y arroz con gorgojo.
Morena y sus candidatos lucran con los programas sociales. El reparto de “alimentos” es parte del círculo vicioso del voto del hambre.
Por desgracia, en México millones de personas piensan con el estómago.
Obrador ha formado a su imagen y semejanza a un número indeterminado de políticos como Lorena Cuéllar que no tienen escrúpulos para manipular a la gente.
Y así como el amor entra por el estómago, los candidatos de Morena le entran a la gente por la panza con “ayuda alimentaria” –una forma elegante de disfrazar la compra de los votos– a sabiendas que la muchedumbre puede ser fácilmente engañada.
Lo peor es que al “voto del hambre”, Morena con Lorena Cuéllar ha sumado la “compra de conciencias”. La candidata morenista ofrece cochupos y cargos, que reparte como si fueran dulces. A un exjefe de la policía le propuso negocios sucios a cambio de su “apoyo”. “Si yo gano las elecciones, te vas a hinchar de dinero”, prometió Cuéllar a Max Hernández Pulido, ex jefe de la policía municipal, quien así pasó a formar parte de la cadena alimenticia de la corrupción en Morena.
Los críticos de Cuéllar la ven como una candidata muy pequeña para los grandes problemas de Tlaxcala. La personalidad de la Cuéllar contrasta con la de su oponente de la coalición Unidos por Tlaxcala, Anabell Ávalos quien antes de pasar a contender como la abanderada de una alianza multipartidista, recibió el reconocimiento como la mejor presidente municipal por dos organizaciones plurales: la Federación Nacional de Municipios de México y la Conferencia Nacional de Municipios.
Alcaldes de morenistas, panistas, perredistas y priistas la reconocieron por su capacidad de trabajo y honestidad. En cambio, sobre Lorena Cuéllar pesan denuncias por corrupción debido a malos manejos en el presupuesto federal en los programas de bienestar.
Mientras en Tlaxcala la candidata de Morena “espera resolver” con despensas con gorgojos la pobreza de sus paisanos, Anabell Ávalos es partidaria de instrumentar un plan social y económico de combate a la pobreza.
Las cifras del rezago social en Tlaxcala como en el resto del país son alarmantes. Con la pandemia la situación se ha agravado. Millones de personas presentan carencias sociales por el desempleo y la falta de apoyos, simplemente la gente no tiene el ingreso suficiente para comprar los alimentos de una canasta básica.
En Tlaxcala, por ejemplo, en diez largos años (20008-2018), de acuerdo al último reporte del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), 42 mil personas pudieron superar su nivel de pobreza en ese lapso. Sin embargo, con la llegada de la pandemia sus expectativas de progreso se desplomaron.

VER estadísticas del Coneval en el siguiente enlace: https://www.coneval.org.mx/.../Paginas/Pobreza_2018.aspx

En cuanto al país de acuerdo con la última medición de pobreza del Coneval en sólo tres años la pobreza aumentó en más de 18 millones de personas. En 2018 se tenían registrados 52.4 millones de personas pobres, de ellas 9.3 millones de ellas vivían en pobreza extrema.
Muchos de ellos habían confiado en obrador y le dieron su voto. Pero tres años después, la situación empeoró:
De acuerdo al Coneval en 2020 se registraron 70.9 millones de pobres por ingreso, es decir, el 56.7% de la población.
En Morena, los candidatos siguen con más de lo mismo. Como siempre reparten arroz y frijol con gorgojo.
Lástima que esa muchedumbre piense con el estómago.
Los políticos que reparten alimentos caducados y arroz y frijol con gorgojos no tienen madre.

lunes, 19 de abril de 2021

Contracolumna • LOS DEBATES Y LA OBRADOCRACIA • ANABELL Y “UNIDOS POR TLAXCALA”


JOSÉ MARTÍNEZ M.

Ayer comenzaron los debates de las elecciones de medio gobierno con mensajes huecos y sin sentido. Salvo algunas frases, todo fue un cachondeo, al menos así ocurrió en Tlaxcala, donde la candidata de Morena Lorena Cuéllar puso como ejemplo al gobierno de Obrador, como si el tabasqueño fuera Dios y México el paraíso. Por eso no me extrañaron las palabras de Anabell Ávalos, la abanderada de la coalición “Unidos por Tlaxcala”, cuando preguntó a la audiencia: “Ustedes van a decidir por una mujer clara, honesta y responsable, o por una mujer que roba, que miente y traiciona”.
Como la mayoría del respetable seguí el debate a través de las redes sociales, yo esperaba que fuera más aguerrido y propositivo, pero ni siquiera hubo la menor autocrítica. Era el momento ideal para expresar el coraje de los ciudadanos que están hartos de tantas mentiras. Un debate es para increpar, atacar, cuestionar, para vencer y convencer.
Carajo, ¿En qué pensarán los políticos cuando van a los debates? ¿Sabrán acaso que un debate político es como un ring sin cuerdas y por eso se muestran pusilánimes?
No lo sé, pero me pregunto: ¿En qué pensarán los candidatos cuando hacen el amor? ¿Serán igual como cuando van a los debates? Lo que sí sé, es que los boxeadores no tienen sexo antes de las peleas, pues al menos no solo dejan el piso del cuadrilátero pegajoso de sudor. Se suben a partir la cara. Un político llega a un debate a ser el portavoz de lo que la gente está diciendo en la calle.
Si al menos los políticos lograran aprender a comunicar habría tal vez mejores electores. Pero los políticos no hablan para los electores, hablan para ellos mismos. Tienen controlados todos los riesgos. De ahí el refrán: “cría ciudades y te sacarán los votos”.
Cuando el poeta Homero Aridjis escribió su novela “¿En quién piensas cuando haces el amor?” reflexionaba en el tipo de ciudadanos al que aspiramos ser. La degradación de la política se suma a la catástrofe humana, cultural y ecológica. No hay futuro para el país si no le damos valor a nuestro voto.
La política está contaminada por la corrupción y la impunidad, por la mentira y la soberbia.
La decadencia política en que vivimos no solo es un reflejo metafórico de nuestro presente, es el futuro al que estamos condenados si seguimos permitiendo que irrumpan en el poder malos gobernantes.
La “cuarta transformación” es un reflejo de la decadencia política del país. El presidente Obrador desde su primera campaña sembró un discurso de odio y todos los días lo sigue regando como una maldita flor. Un discurso que replican los candidatos de Morena y sus aliados, con falsas promesas e invocando en cada línea de ese discurso el nombre del “pueblo”.
La “cuarta transformación” es la manifestación plena de la oclocracia como muestra de la degeneración de nuestra democracia.
No hay duda. En México ha nacido la Obradocracia sintetizada en la violencia y el desprecio por la ley convertida en el gobierno de las muchedumbres.
Las campañas de los candidatos obradoristas son la copia fiel del discurso de odio y de las mentiras del caudillo de Morena.
El discurso de Lorena Cuéllar giró en torno de la figura del presidente Obrador.
Acomplejada por su diminuta estatura física (y moral), la candidata de Morena ordenó que le pusieran un banco para alcanzar el atril y aparentar una mayor estatura. Su discurso en el debate fue una retahíla de promesas. Yo, yo, yo, yo…
Lorena Cuéllar se confundió: los debates políticos no son concursos de mentiras. Dijo: “tú ya conoces cómo gobierna el PRI. Tú ya conoces como gobierna el PAN…” entonces puso a Morena como el ejemplo a seguir. Como si el presidente Obrador fuera Dios y México el paraíso.
Su contrincante Anabell Ávalos fue contundente: “qué se puede esperar de una persona que roba, miente y traiciona”.
Los temas de debate se abordaron de manera insustancial. Salud y Seguridad. Como siempre: promesas y más promesas. El tema de la inseguridad se centró en la falta de preparación y lo mal pagado que están los policías.
El tema de la salud fue como una subasta. Sin excepción, todos tenían la panacea para resolver los grandes problemas sanitarios del país.
Lo único rescatable fueron las propuestas de la mayoría de los candidatos, pero a diferencia de éstos y en especial de Lorena de Cuéllar, Anabell Ávalos de la coalición “Unidos por Tlaxcala” los llevó y presentó más elaborados. En cuanto a Seguridad se comprometió en nueve puntos a incrementar la fuerza policial, con estímulos y mejores salarios, combatir la trata de personas, prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres y mejorar el sistema penitenciario. Y en cuanto al sistema de salud presentó un plan de 15 puntos para mejorar la atención y la infraestructura de salud.
Sin embargo, no fue suficiente. Los electores tienen otras expectativas de los candidatos.
Está claro que existe un mal humor social. Hay malestar por la Obradocracia. Sí, nos referimos a la forma decadente de la “cuarta trasformación” que se sustenta en un estilo desorganizado, irracional y corrupto (que beneficia a la muchedumbre sobre la colectividad).
Por eso no extraña el discurso machacón de los candidatos de Morena que se comunican de forma no racional, apelando a sentimientos, utilizando el miedo y el nacionalismo y, en general, el circo, el linchamiento y la dádiva o el favor como formas de ejercer justicia y repartir bienes.
En eso consiste el discurso de la Obradocracia.

jueves, 15 de abril de 2021

Contracolumna • ANABELL ÁVALOS A LA CABEZA • LLEGÓ LA HORA DEL DEBATE


JOSÉ MARTÍNEZ M.


En política la inteligencia es artículo de escaso consumo o de ningún consumo. El debate de las seis mujeres y un caballero por la gubernatura de Tlaxcala será un momento propicio para conocer qué pueden hacer dichos personajes en los espacios de la inteligencia. Con antelación hemos atestiguado el caso de una de ellas que se caracteriza por su frivolidad y cómo se ha mostrado sirviente de su propia ignorancia e inexplicablemente devorada por su ambición y vanidad. Nos referimos a Lorena Cuéllar, la candidata de la coalición “Juntos Haremos Historia” quien lleva 20 años de buscar afanosamente la gubernatura como una pepenadora brincando de basurero en basurero.
Desde hace un par de años venía urdiendo cómo apoderarse de la candidatura. Su última gracejada fue la promesa de encumbramiento a centenares de ilusos aspirantes a cargos de elección popular bajo la sombra de Morena. Fue ella quien decidió quién sí y quién no debía ser nominado. Con sus decisiones sembró odio y división entre las huestes obradoristas, ahora toda esa gente a la que defraudó y engañó se ha ido sumando al proyecto de gobierno de la candidata de la coalición “Unidos por Tlaxcala”, Anabell Ávalos quien es la otra cara de la moneda. Una mujer de la cultura del esfuerzo que recorre todo el estado acompañada por hombres y mujeres. Con azoro, Anabell ha escuchado muestras de simpatía y confianza. Una anciana le confió: “Siento que es un honor estar a su lado”. Una muestra palpable del descontento de la gente que ha quedado decepcionada de las promesas del presidente Obrador, ancianos, mujeres y niños que sobreviven en la penuria y en la soledad de sus enfermedades. Anabell una mujer que emergió de la pobreza, que se preparó para no acabar mirándose como la miran. Su espíritu perseverante y de lucha la tiene disputando el apoyo y la simpatía de sus paisanos con el respaldo de una alianza multipartidista que la mantiene a la cabeza de las preferencias electorales. Lorena Cuéllar podrá blofear que es la “favorita” pero no es confiable y se niega a presentar su declaración patrimonial, pues esconde una riqueza mal habida.
Tlaxcala es un estado pobre y con un enorme rezago social y económico. El próximo domingo 18 de abril a las siete de la noche se llevará a cabo el debate entre los aspirantes a la gubernatura, pero en muchos lugares del estado pocos o nadie lo podrán sintonizar porque carecen de televisión o porque no tienen acceso a Internet. Como sea, Anabell se ha comprometido a recorrer todos los lugares de Tlaxcala tocando las puertas de todos los hogares escuchando a la gente. En cambio, Lorena Cuéllar le ha apostado a las redes sociales en la penumbra de todos los días. Su falta de artificio, su poca gana de servir a los demás, su ingenuidad política de sentirse ya la ganadora y la poca estima hacia los electores están abonando su previsible derrota.
Por ley son obligatorios los debates políticos como parte de las campañas. El encuentro de los siete candidatos tendrá una duración de dos horas para presentar sus propuestas en materia de salud y seguridad. Desde luego, la candidata de Morena lleva todas las de perder. En el tema de salud no tiene ningún argumento. El gobierno del presidente Obrador ha fracasado de manera rotunda en ese tema. Los más de 200 mil muertos por Covid, la escases de medicinas y vacunas contra el coronavirus, el abandono de los niños con cáncer y la falta de atención a la salud de las mujeres como parte de la cancelación de los programas sociales, se suman a la demagogia de Obrador de prometer un sistema de salud como la de los países escandinavos para dar una atención de primer mundo. Un presidente que jamás ha puesto un pie en un hospital para dar consuelo a las familias de las decenas de miles de víctimas de la pandemia. ¿Qué argumento puede tener Lorena Cuéllar y los demás candidatos de Morena a las gubernaturas en el tema de la salud?
En cuanto al asunto de la seguridad no hay nada que abone en favor de los candidatos de Morena. Lorena Cuéllar qué podrá decir en ese tema, cuando siguen las masacres, el huachicol, los secuestros, la violencia, los asaltos, el narcotráfico. El de la seguridad es uno de los grandes fracasos de Obrador. ¿Qué puede ofrecer Lorena Cuéllar a los tlaxcaltecas si él gobierno de su presidente Obrador ha fracasado en materia de Seguridad?
Ahora que por fin Anabell Ávalos y Lorena Cuéllar se verán las caras es importante tener en claro la importancia del debate y sus consecuencias electorales. Un tema que todos los candidatos a los cargos de elección popular deben tomar en cuenta.
Los debates son una excelente oportunidad para que los ciudadanos sepan las ideas de los candidatos.
Los debates pueden modificar el resultado de una elección. Los ciudadanos pueden decepcionarse o convencerse. Muchos electores pueden cambiar de decisión al conocer la personalidad y el conocimiento que tienen de los problemas los candidatos.
Un debate aporta información a los electores sobre la verdadera personalidad de los candidatos, si son temperamentales, demagogos, democráticos y civilizados, si son tolerantes, si ofrecen propuestas viables y una participación democrática al interactuar con los ciudadanos para desarrollar propuestas de políticas públicas.
El debate tiene un impacto más allá de una elección. Sirve para demostrar que tan civilizados están los políticos a partir de una conversación pública de cara al electorado, para la construcción de la democracia y para que los ciudadanos se sientan orgullosos de sus autoridades.
Es un hecho que los debates tienen una conexión emocional porque establecen un vínculo con la audiencia al generar aceptación, credibilidad y confianza.
Veremos, pues qué tanto están preparados los candidatos para el debate. Habrá que ver cuál de todos los candidatos proyecta mayor fuerza ante las cámaras. Y ver también quien demuestra mayor pasión y contundencia.
Ha llegado el momento clave y de definición y analizar quién o quiénes están mejor preparados sicológicamente para demostrar su habilidad y conectarse con la gente.
Un candidato que muestra signos de cansancio, que alardea o se muestra soberbio, o que se percibe agresivo o se hace el chistoso, genera rechazo, no emociona y aburre.
Veremos de qué están hechos los candidatos tlaxcaltecas.
LISTA DE CANDIDATOS:
Anabell Ávalos Zempoalteca, coalición “Unidos por Tlaxcala” (integrada por PRI, PAN, PRD, PAC y PS).
Lorena Cuéllar Cisneros, coalición “Juntos Haremos Historia” (Morena, PT, Nueva Alianza, PEST y PVEM).
Eréndira Jiménez Montiel, Movimiento Ciudadano (MC).
Evangelina Paredes Zamora, Partido Impacto Social Sí (PISS).
Liliana Becerril Rojas, Partido Encuentro Solidario (PES).
Viviana Barbosa Bonola, Fuerza por México.
Juan Carlos Sánchez Gracia, Redes Sociales Progresistas (RSP).

miércoles, 14 de abril de 2021

Contracolumna • MONSIVÁIS FRENTE A LA IZQUIERDA • FIDEL CASTRO, CHÁVEZ Y OBRADOR



JOSÉ MARTÍNEZ M.

Carlos Monsiváis vestía un pantalón de mezclilla deslavado muy parecido a los jeans azules de la marca Harley – Davidson y un suéter viejo de tonos grisáceos que remarcaban su personalidad con aire de intelectual. Ese año (1993) el escritor estrenaba dos nuevos libros: Rostros del cine mexicano y Por mi madre, bohemios. En el pequeño bar del Salón Luz de insurgentes, el jazzista Tino Contreras acompañaba al grupo en la batería mientras tocaban I've Got You Under My Skin compuesta por Cole Porter, la que Frank Sinatra convirtió en su canción insignia. Monsiváis la tarareaba y cantaba en voz baja. Atentos, escuchábamos el poeta cubano Osvaldo Navarro y yo mientras nos deleitábamos con nuestras bebidas. El ensayista de manera inusual pidió un trago. Un ron con jugo de naranja. Osvaldo y yo tomábamos ron a chile pelón, ni siquiera le poníamos hielo. Osvaldo era un adolescente cuando triunfó la Revolución, se hizo guerrillero y como miembro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias combatió en Angola y después ocupó un pequeño cargo diplomático en Moscú y Berlín. Estudió filología y en 1968 presidió el primer encuentro de jóvenes escritores. Como periodista colaboró en las principales revistas de su país, fue jefe de redacción de El Caimán Barbudo. Estábamos ahí con Monsiváis para hablar sobre el caso del escritor Norberto Fuentes. Monsiváis y un grupo de prominentes intelectuales de todo el mundo exigían al gobierno de Fidel Castro la liberación de Fuentes. Un año antes (1992) Norberto publicó su novela El último santuario: una novela de campaña.
La vida en Cuba era asfixiante. En 1989 se daban los primeros brotes del llamado “periodo especial”, la crisis se agudizaría con el derrumbe del muro de Berlín, ese mismo año a lo que sobrevendría el colapso de la extinta Unión Soviética en 1991 y el recrudecimiento del embargo estadounidense desde 1992.
La poetiza Elena Tamargo –compañera de Ovaldo Navarro– pidió mi intervención para sacar a su marido de la isla. Le platiqué del asunto a mi amigo el abogado Emilio Krieger quien me aconsejó que propusiera una invitación académica de alguna universidad para poder sacar a Navarro de su país. Así lo hicimos. En cuanto puso un pie en tierra Navarro después de fundirse en un abrazo con su mujer, me dio un beso en la mejilla y un prolongado abrazo. Osvaldo tenía la piel verde, la desnutrición lo consumía. Al día siguiente de su llegada lo nombré al frente de un proyecto que yo dirigía y financiaba con mis propios recursos. Bromeábamos sobre el mito de los grandes triunfos de la revolución cubana. Yo decía que Cuba tenía tres grandes problemas: desayuno, comida y cena. A muchos cubanos, sobre todo a funcionarios de la embajada cubana, les parecía de muy mal gusto esa broma. Contaba ese chiste cuando me topaba con dichos diplomáticos que iban a darse unos atracones en el restaurante La Hacienda de San Lázaro de mi querido amigo Alberto Guzmán por cuyas órdenes yo tenía reservada una mesa de manera permanente.
Muchos cubanos buscaban desesperadamente salir de la isla. Años atrás (1980) se había gestado el éxodo de Mariel cuando decenas de miles de cubanos en masa partieron del puerto de Mariel hacia las costas de Florida. A finales de la década de los ochenta tuvo lugar la llamada “Causa Número 1” por supuestos delitos de tráfico de drogas y corrupción que derivaron en los fusilamientos del general Arnaldo Ochoa y del coronel Antonio de la Guardia quien se desempeñaba como ministro del Interior.
En 1993 el mismo año en que Osvaldo Navarro abandonó la isla con una invitación en las manos de una universidad mexicana, Norberto Fuentes intentó escapar en una balsa, pero fue detenido para su desgracia. Mantuvo una huelga de hambre en prisión como protesta a la violación de sus derechos humanos. Monsiváis como cientos de intelectuales del mundo suscribió una carta exigiendo la liberación de Fuentes, cosa que se logró un año después gracias al apoyo de Gabriel García Márquez, del periodista William Kennedy, ganador de un premio Pulitzer y de los entonces presidentes en funciones Carlos Salinas de Gortari y Felipe González.
En mayo de 1988 llevé a Monsiváis a colaborar en El Financiero. Entonces yo me desempeñaba como coordinador del área de análisis político, misma que yo había fundado. Lo presenté con Rogelio Cárdenas y el columnista Carlos Ramírez. Cuando le entregué la primera colaboración de Monsiváis a Víctor Roura, editor de la sección cultural, le comenté que el cronista publicaría una colaboración semanal con el título de “Aproximaciones y reintegros”. Me encargué personalmente de dar de alta a Monsiváis en la nómina con todas las prerrogativas de un reportero del más alto nivel en el periódico.
Monsiváis fue uno de los críticos de Fidel Castro. En una entrevista con el periodista Jorge Ricardo, del periódico Reforma respondió a la pregunta de ¿qué era lo que le interesaba de la izquierda?
“Lo que me interesa es que la izquierda sea crítica, que no admire incondicionalmente la dictadura de Fidel Castro, que sitúe en perspectiva el autoritarismo con frecuencia inadmisible de Hugo Chávez, que se oponga a la derecha, que denuncie sin tregua a la corrupción, que saque conclusiones del fracaso del socialismo real, que sea antirracista a fondo, que no sea nacionalista pero que sí defienda los intereses nacionales, que se oponga a la desigualdad, el mayor problema del país".
Una tarde de marzo de 2009 Monsiváis y yo nos encontramos en la entrada de la estación del metro Portales. Él iba a rumbo al Centro, yo me encaminaba a Taxqueña. Nuestra charla fue breve, le comenté que iría a Venezuela. “Salúdame al comandante”, me dijo socarronamente y, advertía: “Debes llevar mucho dinero”.
Tenía razón Monsiváis.
Venezuela había perdido su encanto. El país fulguraba por su vasta riqueza petrolera, pero de sopetón pasó a convertirse en una nación pobre, sucia y violenta. Caracas era ya una de las ciudades más peligrosas y mortíferas del mundo. Una ciudad cara, muy cara para los visitantes. Más cara que la propia ciudad de París.
Después de ese fugaz encuentro Monsiváis falleció a consecuencia de una fibrosis pulmonar.
En 1999 Monsiváis y el periodista argentino Mempo Giardinelli visitaron en el Palacio de Miraflores a Hugo Chávez quien se estrenaba como presidente constitucional. Siete años atrás Chávez protagonizó un fallido golpe de Estado cuando ostentaba el cargo de teniente coronel. Ya como jefe de Estado desde 1999 se autoproclamó como “comandante en jefe” del ejército con un lustroso uniforme verde olivo en cuyas charreteras aparecen dos palmas doradas y una estrella.
En la entrevista Giardinelli tomó la batuta en la conversación que publicó en el periódico Página/ 12. Giardinelli inquiría:
– ¿Alguna vez se imaginó que estaría aquí, en la presidencia y en el poder?
–No, jamás. Jamás. Yo me preparé para servir a Venezuela pero no para estar en el poder.
–Suena a frase hecha, presidente.
– Se le acusa de intentar perpetuarse en el poder. Seguramente usted lo negará, es obvio, pero ¿cómo debe entenderse que una de las primeras propuestas a la Constituyente haya sido la reelección?
– Primero déjame decirte que aquí ya existe la reelección alternada, y eso es lo que permitió que Pérez y Caldera fueran dos veces presidentes, y así nos ha ido... Lo que nosotros propusimos, porque lo creemos mejor, es que la reelección sea directa, por una sola vez. Y propusimos extender el período de gobierno de cinco a seis años. Nos parece lo mejor para el país.
– Pero le deben afectar opiniones tan duras como la de Mario Vargas Llosa, quien lo trata de tiranuelo y dice que Venezuela se está suicidando como nación.
– Es muy doloroso, por supuesto. Yo admiré mucho a Vargas Llosa; La ciudad y los perros fue una de mis lecturas predilectas. Pero es de mala fe pensar que nosotros obramos de mala fe. Yo sólo quiero cumplir mi obligación a irme.
– ¿A dónde?
– A lo que me gusta: pintar, leer, jugar al béisbol. Yo vengo de muy abajo, mi origen no es militar como se dice, sino campesino y muy humilde. Y me gusta la vida sencilla.
Lo cierto es que Chávez soñó con seguir los pasos de Fidel Castro. Eternizarse en el poder. Pero no pudo. Murió de cáncer en 2013 como el líder del Movimiento Quinta República.
Visité Venezuela en 2009 como le dije a Monsiváis. Periodistas de varios países nos reunimos en Caracas para respaldar a nuestros colegas venezolanos.
Venezuela presentaba ya un paisaje postapocalíptico.
La Plaza Bolívar en el centro de Caracas era un grafiti político. La vida social había desaparecido.
En la soledad de la noche visité un lugar de jazz en el centro financiero, a unos pasos del hotel donde me hospedaba. Ahí me regocije con un poco de música. Regresaba de una cena a la que nos invitó a varios periodistas, Guillermo Zuloaga presidente del canal de noticias Globovisión.
Guillermo nos contó su desgracia. El gobierno de Chávez le abrió al canal 12 procesos administrativos y 22 procesos judiciales. Bajo ese pretexto medio centenar de soldados y policías arribaron a bordo de tanquetas militares hasta su residencia. Concesionario de la marca de automóviles Toyota, Guillermo mantenía resguardados en un terreno de su propiedad adyacente a su casa 26 autos todoterreno. Lo acusaron de “ocultamiento”. Este predio, le dijeron al empresario, no es una ensambladora y hay 26 vehículos de “dudosa legalidad”. En el fondo el tema de los autos era un burdo pretexto, se buscaba cerrar el canal y luego apoderarse de él mediante un despojo. Un ataque burdo del gobierno de Chávez a la libertad de expresión.
Globovisión atendía al 10 por ciento de la población pero ejercía una fuerte influencia por las críticas al gobierno de la Quinta República. Chávez aducía que Globovisión fundado en 1994 tenía la capacidad de “enfermar” a su audiencia y de “envenenar” a la clase media que se oponía a su proyecto socialista. Como millones de venezolanos Guillermo tuvo que salir con su familia de su país.
Con Monsiváis hablé por teléfono de ese viaje por Venezuela. Ya no hubo de oportunidad de ir a un bar y platicar. El poeta Osvaldo Navarro, mi amigo entrañable murió en febrero de 2008 de un infarto y Monsiváis moriría nueve meses después de mi visita por Caracas. Ni siquiera el bar del Salón Luz existe pero Tino Contreras la leyenda del jazz a sus 97 años sigue profesando con religiosidad su música.
Sí, Monsiváis abominaba a Fidel Castro como a Hugo Chávez por el trato déspota contra los intelectuales que lo criticaban, el escritor tampoco tenía la mejor opinión de Obrador. Decía que el peor retrato del tabasqueño era el que daba de sí mismo por sus expresiones absurdas como atacar y descalificar a sus adversarios políticos. El “cállate chachalaca” en contra del presidente Fox era visto por el cronista como una muestra de la intolerancia de Obrador.
Lo peor de todo es lo que dicen los usufructuarios del “legado” de Monsiváis que se conducen como vasallos del más inepto y ruin de los presidentes que se recuerden.
Evoco con nostalgia esas noches en las que Osvaldo Navarro y muchos de mis amigos cubanos, la mayoría de ellos escritores se desentendían por momentos de la desgracia de su país, mientras disfrutábamos del jazz como le fascinaba a Monsiváis.
Fidel Castro murió a los 90 años en noviembre de 2016 cuando ya era un tiliche y Cuba a la que gobernó durante 50 años se mantenía sumida en la peor de sus miserias.

martes, 13 de abril de 2021

Contracolumna • MACEDONIO, UN CLON DE OBRADOR • ANABELL ÁVALOS Y LOS MACEDONIOS

 


JOSÉ MARTÍNEZ M.


Que no quepa la menor duda: el presidente Obrador es el principal promotor de violencia. Es el hostigador de las campañas de odio que permean los candidatos de Morena por todo el país. El fanatismo obradorista representa una amenaza a la seguridad del país.
En Nueva York en el número 1 de la avenida 44, en Manhattan, se erige un monumento contra el fanatismo. Se trata de una escultura de Carl Fredrik Reuterswärd. El artista sueco diseñó como un emblema de la "no - violence”, una escultura de un revólver con el cañón anudado. Un símbolo de paz como tributo a John Lenon. Un monumento en contra de la barbarie que le recuerda al mundo el peligro que representa el fanatismo.
Félix Salgado Macedonio es un gangster. Macedonio es una metáfora de la violencia. Actúa como un sicario que le coloca una pistola en la cabeza de los consejeros del INE.
Macedonio es el vil retrato de un fanático del obradorismo: “Si se me niega el registro, el INE va a desaparecer”. Como en Venezuela, Macedonio dice que Morena puede disolver al órgano electoral. Sus amenazas van aún más allá: “vamos a bloquear las elecciones en Guerrero”.
Macedonio es un clon de Obrador.
En marzo, a una semana de la primavera, en la víspera de las elecciones del 2018, Obrador hizo un llamado a la violencia cuando ante el pleno de los banqueros reunidos en Acapulco lanzó una amenaza: “soltar al tigre” si se cometía un fraude electoral.
“¡El que suelte al tigre, que lo amarre! Yo no voy a estar deteniendo a la gente luego de un fraude electoral”.
El presidente Obrador quien se asume el “guardián” electoral, es el principal promotor de Macedonio. Lo encubre, lo protege y lo promueve.
Con más de una docena de denuncias en su contra por acosar y violar a un número indeterminado de mujeres, Macedonio –personaje que debería estar en prisión por sus antecedentes criminales– insulta, amenaza y hostiga a los consejeros electorales.
Con el respaldo del diputado Mario Delgado, el vociferante “líder” de Morena, Macedonio ha convocado a sus huestes a una campaña de persecución en contra de los consejeros del INE a los que él llama “cabroncitos”. En sus arengas el acosador insiste en molestar e incluso hasta golpear a los consejeros que le negaron el registro de su candidatura por incumplir con las más elementales normas de transparencia de las campañas.
Desde su origen la precampaña de Macedonio fue un cochinero por eso se negó a la rendición de cuentas. Como él, medio centenar de “morenistas” fueron apercibidos por el INE al incumplir con lo establecido por la legislación electoral.
El discurso de odio y las expresiones de violencia son la tónica de Morena camino a las elecciones de junio próximo. El mismo Obrador reconoce que puede perder la elección y amenaza recurrir a los poderes metaconstitucionales de los que goza para imponerse sobre las decisiones del Congreso.
El discurso de odio –que amenaza con desbordar las pasiones de sus fanáticos– se ha expandido por todo el territorio del país. En Tlaxcala, por ejemplo, cuando Anabell Ávalos hizo pública su intención de competir por la gubernatura comenzó a ser víctima de una campaña sucia alentada desde Morena.
La noche del martes 24 de noviembre Anabell Ávalos se hallaba en su casa en una reunión con una veintena de colaboradores, entre ellos el jefe de la policía municipal de Tlaxcala. Trabajaban sobre algunos detalles del informe de gobierno que debería presentar el lunes 7 de diciembre. En eso estaban cuando irrumpió un comando de personas armadas que los despojaron de sus celulares y los que se llevaron algunos objetos.
El informe de gobierno de Anabell sería su última actuación pública como funcionaria del gobierno municipal, días después convocó al cabildo para presentar su renuncia. El día de las “lupes” hizo pública su intención de competir por la candidatura al gobierno mediante la coalición “Unidos por Tlaxcala”.
A su registro enfermó de Covid y la guerra sucia en su contra persistía. Alentada por su contrincante Lorena Cuéllar de Morena, Anabell recibió amenazas, insultos y descalificaciones. Después de un largo confinamiento y de vencer al Covid, el mismo día que iniciaba la primavera Anabell se registró como candidata de una coalición integrada por cinco partidos: PRI-PAN-PRD-PAC-PS.
Anabell se ha impuesto. Su campaña es un fiesta cívica todos los días a las que se han ido sumando, incluso, grupos de Morena que reprueban las malas prácticas y la mentira de sus líderes.
Obrador el promotor de la violencia electoral todas las mañanas repite las enseñanzas de Trump, el presidente que llegó al extremo de convocar a sus fanáticos para desconocer los resultados de la elección que lo sumieron en la derrota.
En su cuenta de Twitter, Trump hizo un montaje. En las imágenes de ese tuit se observa a Trump golpear en una arena de lucha libre a un hombre que tiene el rostro cubierto con el logotipo de la CNN, cadena de televisión a la que acusaba de dar noticias falsas.
En las mañaneras la violencia ha llegado hasta los golpes. Amenazas de muerte y gritos se han dado entre youtubers y reporteros en las narices del presidente Obrador.
Los “periodistas” de la cuarta transformación obradorista, se conducen más que reporteros, como gendarmes del presidente.
En la campaña de Trump, su seguidor y fanático, el periodista John McGraw durante un mitin del republicano en Fayetteville, Carolina del Norte, después de propinarle un codazo en la cara al afroamericano Rakeen Jones, le espetó: “La próxima vez que lo veamos, podríamos matarlo”.


viernes, 9 de abril de 2021

Contracolumna • MORENA, ELECCIONES BOTÍN POLÍTICO • EN RECUERDO DE CARLOS MONTEMAYOR


JOSÉ MARTÍNEZ M.


Convocados por René Avilés Fabila sus amigos solíamos reunirnos dos tres veces al año en la sede de su fundación en la colonia Narvarte. Exactamente a mitad de noviembre, durante muchos años, nos juntábamos para festejar a nuestro entrañable Capitán Lujuria. Treinta, cuarenta, cincuenta, siempre éramos los mismos, excepto cuando algún personaje de la vida pública, ocasionalmente un político, solicitaba reunirse con el grupo. A los invitados los escuchábamos y los cuestionábamos con respeto. Hasta ahí. Jamás contaminamos nuestras convivencias con estupideces políticas ni actuamos como rebaño. Éramos un grupo muy unido y muy combativo, cada cual en el que campo en que se desenvolvía. Todos, digamos la gran mayoría, asumíamos por nuestra cuenta y riesgo, en las respectivas trincheras periodísticas, los puntos de vista de cada quien. Muchos coincidíamos en la revista El Buho. Escritores, periodistas, pintores, escultores, músicos, cantantes. Famosos y otros no tan famosos.
Cuando el escritor Carlos Montemayor se integraba al grupo, René ordenaba a quien le abriera las puertas que de inmediato le confiscaran la guitarra porque el autor de Guerra en el Paraíso tan pronto se apoderaba del escenario se ponía a cantar y ya nadie lo paraba. “Escóndale la guitarra porque si no éste cabrón ya no nos va a dejar hablar”, decía René con sarcasmo juguetón.
En esos encuentros, muchos solíamos acudir con nuestras respectivas parejas. Montemayor solía llegar, casi siempre, acompañado de su mujer, Susana de la Garza.
Simpatizante del EZLN y estudioso de los movimientos sociales, en especial la guerrilla, Montemayor –quien fuera miembro de la Academia Mexicana de la Lengua– fue un estupendo tenor. Su paisano Roberto Bañuelas, también miembro del grupo de amigos de René, fue uno de sus maestros que lo acompañó en sus primeros pasos como cantante de ópera.
Poeta, escritor, activista, defensor de indígenas Montemayor quien tenía un humor especial para criticar la política, contaba la anécdota de cómo había quedado impactado con la opera prima de Woody Allen titulada “Toma el dinero y corre”, que se filmó en San Francisco a finales de la pasada década de los sesentas en el que el cineasta retrata la vida de un incorregible criminal que es dominado por la neurosis, y que pese a su torpeza es un experto en atracos y fugas espectaculares.
Montemayor acostumbraba utilizar una escena de la mencionada película para explicar la situación social y política de nuestro país. De acuerdo al escritor, los mexicanos somos como los clientes de un banco que se ven envueltos en un ejercicio democrático para determinar a cuál de las bandas criminales que coincidieron en el lugar debe asaltarlos.
Al pueblo, decía Montemayor, a propósito de las elecciones y sus candidatos, le toca decidir qué grupo de ladrones, qué grupo de políticos quieren que les robe sus derechos y pertenencias.
Pues en esas estamos.
Cuánta razón tenía el entrañable Carlos Montemayor. Morena es una pandilla de bribones que se están encargando de destruir el país y de paso enriqueciéndose sin ningún pudor. Como en la película de Woody Allen en las pasadas elecciones una mayoría escogió a Obrador y su pandilla para robarles sus derechos y pertenencias al asumir el poder como un verdadero botín político.
Lo malo es que Obrador insiste en erigirse en el “guardián” electoral. En otras palabras, ostentarse como el dueño del banco para luego perpetrar un auto-robo.
Las elecciones de junio próximo van a pasar a la historia como una de las más caras. Tan sólo para este año electoral el INE y los partidos disponen de un presupuesto de más de 20 mil millones de pesos.
Aún no se celebran los comicios y ya hemos atestiguado que las campañas de los candidatos son un auténtico botín. Tan sólo un candidato del partido de La Maestra espera “chingarse” 25 millones de pesos del dinero que recibirá para el manejo de su campaña.
Del dinero del INE la mayor tajada del presupuesto para las campañas corresponde a los candidatos de Morena. Por ejemplo, en el caso de Tlaxcala la candidata de Morena, Lorena Cuéllar quien antes de lanzarse como aspirante a la gubernatura manejó más de 10 mil millones de pesos como súper delegada para “obras sociales”.
Las “obras sociales” –por llamar de una manera amable a la corrupción obradorista– fueron para corromper a jóvenes y familias completas con dádivas disfrazadas de becas y “ayudas” por el gobierno federal.
Lorena Cuéllar hizo un manejo turbio de esos recursos, incluso fue señalada de incurrir en irregularidades que fueron denunciadas ante la Secretaría de la Función Pública y la Auditoría Superior de la Federación.
Cuéllar quien lleva el signo de la corrupción en la frente dispone de un presupuesto cercano a los 8 millones de pesos para su campaña por la gubernatura. Eso significa que dispone de más de 120 mil pesos diarios para las 60 jornadas que durarán las campañas.
Esto es apenas una muestra de la enorme corrupción y dispendio de los candidatos de Morena a cargos de elección popular.
Al pueblo, decía Montemayor, le toca decidir qué grupo de ladrones, qué grupo de políticos quieren que les robe sus derechos y pertenencias.
Dice Obrador: “En Morena no somos iguales”.
¡Claro, son peores!

martes, 6 de abril de 2021

Contracolumna • QUÉ TIEMPOS AQUELLOS, DON PORFIRIO • EN RECUERDO DE EMILIO KRIEGER VÁZQUEZ


JOSÉ MARTÍNEZ M.


Caminábamos por Paseo de la Reforma cuando comenzaba la noche. Desde hacía rato Porfirio Muñoz Ledo soportaba una especie de tedio y cansancio. Había pasado horas en una famosa librería a donde fue a presentar un mamotreto del embajador Ricardo Valero. A cada minuto que pasaba, se veía que el tiempo se le hacía insoportable. En medio de nuestros pasos, a bote pronto Porfirio soltó.
–Oiga José, estaba pensando si no se le antojaría un qüisqui.
–Lo puedo acompañar, con gusto –le dije un poco convencido.
En algún momento pensé: va estar cabrón que Porfirio se conforme con paladear solo un buen trago. A la primera botella comprendí que esa reunión iba acabar en una borrachera. No me equivoqué.
Era el Día de las Madres, 10 de mayo de 1988, víspera de las elecciones presidenciales. Porfirio y Cuauhtémoc Cárdenas, como otros, habían roto con el PRI. Cruzamos la avenida para entrar a un modesto restaurante contiguo al viejo edificio del periódico Excélsior. Picamos algunos fiambres y bebimos hasta la madrugada cuando los empleados se apresuraban a recoger el servicio para cerrar el lugar. Recuerdo que acabamos muy divertidos y nos desternillábamos con algunas anécdotas políticas.
Después supe del tremendo malestar de su esposa Bertha Yañéz –la hermana del exvocero de Obrador, de la que finalmente se separó. Mi encuentro con Porfirio fue para charlar sobre el proceso electoral que se avecinaba. La entrevista la habíamos pactado en casa de don Emilio Krieger en Coyoacán.
Conocí a Krieger a finales de la pasada década de los setentas por sugerencia de Miguel Ángel Granados Chapa, quien me aseguraba que el prestigiado abogado sería una importante fuente de consulta para mi trabajo periodístico. En el diario que trabajábamos yo tenía a cargo la fuente de la llamada oposición, que incluía lo mismo a partidos de izquierda y derechas.
En septiembre de 1978 el presidente Portillo promulgó un decretó de ley de amnistía para liberar a los presos políticos de todo el país. Krieger, uno de los abogados del movimiento estudiantil del sesenta y ocho, me brindó su amistad, la misma que conservé hasta su muerte en septiembre de 1999. Con los años nuestra amistad se afianzó y Krieger redactó el acta constitutiva de una empresa que formé y en la cual, él fungió como comisario hasta el último día de su vida.
Durante los años de mi amistad con Krieger compartí a la mesa con una indeterminada lista de conspicuos personajes de la vida pública. Uno de ellos fue Muñoz Ledo a quien siempre confronté, yo en mi condición de periodista, sin llegar nunca a la imprudencia. Una y otra vez nuestras conversaciones giraban en torno el Estado de Derecho y los partidos en nuestro sistema político.
Dos años después del escabroso resultado de las elecciones de 1988 que derivaron en la caída del sistema y que impusieron a Carlos Salinas en el poder, Porfirio y yo coincidimos en casa de Krieger a principios de los noventas. Ahí aguardaban el ingeniero Heberto Castillo y el pintor José Chávez Morado, quien diseñó el mural de la Cámara de Diputados, al que tituló: “El pluralismo político”.
En mayo de 1987, Krieger fue designado magistrado del Tribunal de lo Contencioso Electoral. Fue el único jurista que impugnó el triunfo de Salinas, a quien calificó de impostor. Krieger terminó por renunciar a la magistratura. Un día antes de su renuncia Krieger me invitó a comer a la fonda del pato, en la calle de Dinamarca, en la zona rosa. Ahí me adelantó su decisión y yo le propuse publicar ese mismo día el texto de su renuncia en el periódico en el que trabajaba. El argumento de Krieger sobre la impugnación al triunfo de Salinas fue sobre los principios de “legalidad” y “legitimidad”. A partir de entonces mi amigo Krieger se convirtió en articulista. Jamás antes había publicado en ningún periódico.
Krieger compró la casa del astrónomo Guillermo Haro –quien fue esposo de Elena de Poniatowska– la propiedad ubicada en uno de los callejones estrechos de Coyoacán era asiduamente visitada por los más variados personajes de nuestra vida pública. Ahí el jurista recibía a sus amigos, lo mismo a Jesús Reyes Heroles que a Muñoz Ledo, que al pintor Vicente Rojo que al poeta Luis Cardoza y Aragón, que a los hermanos fotógrafos Manuel y Lola Álvarez Bravo, que a García Márquez y a Monsiváis.
A unos pasos de la casa de Krieger estaba la casona de Cardoza y Aragón en el Callejón de Las Flores que servía como sede a la Fundación Lya Kostakowsky, que después se convirtió en la fundación Lya y Luis Cardoza y Aragón.
La casa de Krieger fue el lugar donde el ingeniero Heberto Castillo se escondió durante un tiempo antes de su captura en 1969 y posterior encarcelamiento en Lecumberri hasta su salida en 1971 para constituir el Partido Mexicano de los Trabajadores.
En casa de Krieger, el general Lázaro Cárdenas visitó a Heberto Castillo –maestro de la UNAM y líder del movimiento estudiantil– para advertirle que el presidente Gustavo Díaz Ordaz había dado la orden de capturarlo vivo o muerto.
A finales de diciembre de 1997 Krieger me invitó a comer con el delegado de Coyoacán, Arnoldo Martínez Verdugo. Acudí con mucho gusto para saludar a Arnoldo quien a mediados de los setentas había sido mi vecino en Tlatelolco y un político a quien invariablemente entrevistaba en mis primeros años como reportero. En ese entonces yo vivía en el décimo piso de uno de los edificios de ese conjunto habitacional y Arnoldo en el octavo piso del mismo lugar en el que ambos residíamos. Ahí conocí a Eduardo Ibarra Aguirre, de las juventudes comunistas, quien andaba de novio con una de las hijas de Arnoldo.
Como periodista conocí y compartí con los principales líderes obreros y campesinos de la izquierda mexicana. Valentín Campa, Demetrio Vallejo, Ramón Danzós Palomino, José Dolores López, Gilberto Rincón Gallardo pero jamás vi en algún momento a ninguno de los ahora líderes de Morena, ni a López Obrador ni muchos de cercanos como Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, al igual que muchos otros, todos ellos siempre militaron en el PRI, pero ahora se dicen ser de “izquierda”.
Reconozco que Porfirio Muñoz Ledo jamás se asumió como un hombre de izquierdas. Hablamos varias veces de su amigo Willy Brandt, el canciller de Alemania occidental de principios de la pasada década de los setentas.
Reconocido hasta por sus propios críticos como uno de los políticos más brillantes, Muñoz Ledo ahora es como un caballo viejo y cansado. Próximo a cumplir 88 años, Porfirio es uno de los políticos más longevos. Después de irrumpir en la política con la pasión de un toro bravo, con los años se fue volviendo taciturno. Pero en los últimos días rompió el silencio, luego de sufrir una embestida de parte de sus propios compañeros de Morena cuando contendió por la dirigencia del partido.
Morena –acusa el diputado Muñoz Ledo, quien fue excluido de la lista de los legisladores que se van a reelegir– es encabezado por unas lacras que asumen comportamientos de camarilla en una abierta y profunda traición a la “izquierda”. Esa camarilla, dice Porfirio, conduce a Morena a una ruina ideológica y programática.
Es lamentable y no por menos falso, que esa cosa llamada Morena sea considerada como un partido de izquierda.
Morena, es una mierda. Es la cañería de la política. Morena es la continuación del viejo PRI por otras vías.
¿Cuál izquierda Porfirio?
La izquierda son simples fantasmas.

lunes, 5 de abril de 2021

Contracolumna • EL BURRO, LA CANDIDATA Y LA COMPUTADORA • ANABELL ÁVALOS Y SU PROYECTO DE GOBIERNO


JOSÉ MARTÍNEZ M.

En política como en las matemáticas hay un teorema sustentado en el siguiente postulado: todo lo que empieza mal, acaba peor.
Los candidatos de Morena se acogen a la sombra de su caudillo. Menosprecian el veredicto de las urnas y desde antes del arranque ya se asumían como “triunfadores”. Encuestas más, encuestas menos, todos, sin excepción, se auto-proyectaban como los “favoritos”. Falso.
Ajenos a la realidad del país, los candidatos de Morena viven en una atmósfera diferente al común de la gente. Quizás tengan “otros datos”.
Pero en Tlaxcala, que es uno de los estados más pobres y rezagados del país, la candidata de Morena, Lorena Cuéllar quien no tiene ni la más remota idea de la marginación que se vive en esa entidad, emprendió una campaña condenada al fracaso.
En medio de la pandemia, Cuéllar dio un paseo sobre el lomo de un burro. La imagen ha terminado por convertirse en un símbolo de su campaña. Es la imagen de la marginación y el atraso social sobre la que ella se ha montado en su ambición por el poder. Es un retrato del atraso medieval que la proyecta desnuda como una falsa lady Godiva.
En contraste, apenas arrancó la contienda y en su primer acto de propaganda apareció de manera timorata frente a una computadora, sin un discurso coherente y sin ninguna propuesta. Una lap top como simple objeto decorativo de la escenografía de su enésima campaña en su ansiedad por hacerse del poder.
Bajo el pretexto del distanciamiento social, Cuéllar optó por distanciarse de los electores. Desde su zona de confort se arrejuntó con su esposo en un sillón para proyectar una imagen angelical. En una escena más cursi que romántica, su primer mensaje no fue dedicado al electorado, sino a saludar a su familia. Quizás confundió la campaña con un concurso porque sus publirrelacionistas tardaron horas en tratar de componer su imagen gracias al maquillaje y presentarla más “rejuvenecida”, aunque sin un discurso coherente como las concursantes de los certámenes de belleza. Más tarde sus publicistas se encargaron de difundir un video sin pies ni cabeza desde la plaza de toros utilizando como parte del escenario algunos símbolos religiosos y machacando su decisión de mantenerse distante del electorado.
Aunque en el fondo, existen más razones de peso político que de salud para ausentarse de los tradicionales baños de pueblo. Su ambición de poder, dividió al partido. Desde hace cinco meses, Morena quedó acéfalo. Su líder, el senador Joel Molina Ramírez se contagió de Covid y murió. Desde entonces Cuéllar se hizo del control de las candidaturas, dividiendo aún más a esa organización. En su ambición por imponerse como candidata riñó y se confrontó con una de las más fuertes precandidatas Dulce Silva Hernández quien terminó abandonando las filas del partido, lo mismo Cuéllar fue cuestionada con severidad por la senadora de Morena Ana Lilia Rivera quien calificó de inaceptables los “resultados” de las encuestas que jamás se hicieron públicas y dieron falsamente a Cuéllar como “favorita”, quien contó con la complicidad del entonces coordinador de los diputados Mario Delgado.
Empoderada por el presidente Obrador, por encima de su propio partido, la hoy candidata Lorena Cuéllar manipuló la asignación de las candidaturas a diputados y alcaldes dividiendo aún más a Morena. Se llegó al extremo de tener hasta 20 aspirantes a cada cargo. Todos fueron víctimas del engaño.
Son múltiples las amenazas para boicotear los actos de campaña de Cuéllar desde las filas de Morena. La fragilidad de su candidatura la tiene condenada a una derrota segura como consecuencia de su delirante obsesión por el poder. En un lapso de treinta años ha militado en cuatro partidos y en los últimos 18 años ha buscado afanosamente convertirse en gobernadora, con la complicidad de los clanes familiares de los cacicazgos políticos que se han repartido el poder en las últimas décadas.
Como un juego de contrastes, la candidata de la coalición “Unidos por Tlaxcala”, Anabell Ávalos irrumpió en la escena pública de manera tajante, con un manotazo sobre la mesa con tintes claros de una narrativa política. Convocó a sus simpatizantes a la Plaza de la Constitución de la capital tlaxcalteca para encabezar su primer acto de campaña mientras simultáneamente en los 60 municipios del estado se replicaban actos proselitistas en apoyo a su candidatura.
Tlaxcala es la entidad más pequeña y una de las menos pobladas del país, pero también es uno de los estados más pobres. A lo largo y ancho de su territorio hay zonas de marginación ancestral, donde las campañas forman parte de un ciclo en la vida de sus habitantes. Allí donde los pobladores ven con su desnudez y piensan con el estómago. Allí donde las familias sobrellevan la pobreza con honradez y la desgracia asumida como pobreza.
A la candidata Anabell Ávalos le sudaban las manos como nunca antes en su vida cuando subió al pequeño estrado a dar el primer mensaje de su campaña. Vibraba por dentro de emoción mientras su corazón parecía que se le salía de la emoción. Desde que se inició en la política se autoimpuso un reto para demostrarse que sí podía ser digna de ella: tener influencia social y política y convertirse algún día en gobernadora.
Tlaxcala es un estado pobre que depende en más del 90 por ciento del subsidio económico de la Federación. Todo el dinero que recibe lo destina a la salud y seguridad y programas sociales. Simplemente lo que genera la economía local es insuficiente. La agricultura, las manufacturas y el turismo son sus principales motores económicos.
En Tlaxcala 3 de cada diez habitantes viven en un estado de marginación muy alto, apenas y reciben un salario mínimo, en tanto la mitad de la población, la mayoría de las zonas rurales, reciben entre uno y dos salarios mínimos, mientras 4 de cada diez habitantes vive de la economía informal.
Anabell Ávalos se ha planteado recorrer todo el estado en los 60 días de campaña para recoger las demandas de sus paisanos y establecer compromisos de gobierno.
Ávalos en su discurso inaugural se comprometió a trabajar para un futuro de bienestar y prosperidad, a luchar por el bienestar de las familias, de las mujeres y los jóvenes.