miércoles, 7 de octubre de 2020

Contracolumna • CORRUPCIÓN, DEPORTE NACIONAL • GUEVARA, EJEMPLO DE IMPUNIDAD



JOSÉ MARTÍNEZ M.


La corrupción es el deporte nacional por excelencia. El que no lo crea que le pregunte a Ana Guevara.
La corrupción no tiene color ni partido tampoco es asunto de liberales o conservadores.
En México, donde quiera que ponga uno el dedo brota el pus de la corrupción. Eso sigue ocurriendo en el deporte.
Guevara, la otrora gloria nacional, escaló los peldaños de la política y se enriqueció a una velocidad impresionante. Más rápido que cuando competía en los escenarios olímpicos.
Su vida “ejemplar” como deportista contrasta con los señalamientos plagados de escándalos de corrupción y de fracasos deportivos por los malos resultados del deporte mexicano en las competencias internacionales.
De origen humilde, Guevara pasó de la pobreza a una vida de lujos, gracias a su fama de deportista, pero en el plano político su figura se ha opacado. Las autoridades investigan sus millonarias cuentas bancarias pero no se ha ejercido ninguna acción en su contra, hasta ahora.
La gran campeona de los 400 metros planos se retiró de los deportes de manera definitiva el 15 enero de 2008.
Dijo adiós en medio de un escándalo y se negó a participar en los juegos olímpicos de ese año por sus diferencias con el presidente de la Federación Mexicana de Atletismo, Mariano Lara.
En el pleito con Lara, la velocista recurrió al presidente Felipe Calderón para que interviniera y se castigara al responsable de la federación de atletismo.
Guevara quien apoyó la campaña presidencial de Calderón pretendía que se expulsara a Lara de por vida del deporte organizado por su presunta responsabilidad en actos de corrupción. Por instrucciones presidenciales el entonces titular de la Comisión Nacional del Deporte, el exfutbolista Carlos Hermosillo ordenó como castigo una suspensión de cuatro años al dirigente de atletismo.
Como Guevara no consumó su venganza le volteó la espalda al presidente Calderón y se fue a las filas del PRD.
Pronto encontró el cobijo de Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno de la Ciudad de México quien la designó como titular de la Coordinación de Cultura Deportiva, Física y de Salud.
El primer desacierto de Guevara fue ausentarse de sus responsabilidades como funcionaria para asistir como comentarista de ESPN a las Olimpiadas de Beiging.
Legisladores de la Asamblea de Representantes pidieron su destitución y Marcelo Ebrard la respaldó bajo el argumento de que Guevara solicitó un permiso sin goce de sueldo.
A partir de entonces la otrora “gloria” deportiva emprendió una carrera política marcada por el escándalo.
La deportista de “alto rendimiento” pasó a convertirse en una figura pública de la política con un oscuro manejo administrativo que la puso bajo la lupa de la Secretaría de la Función Pública.
Las auditorías de la SFP comprobaron que en el primer año de la gestión de Guevara en la Comisión Nacional del Deporte se cometió un daño patrimonial por más de 50 millones de pesos producto de pagos y gastos con facturas falsas.
En la auditoría se incluyen seis observaciones por costos “inflados” en los viáticos, pago de hospedajes y precios de transportación; pagos indebidos a entrenadores y numerosas irregularidades administrativas de adquisiciones.
Las autoridades hicieron público un informe sobre los malos manejos en la Conade, pero la respuesta de su titular Ana Guevara alegó su “presunción de inocencia” y la “violación” del debido proceso.
El informe impugnado fue calificado por Guevara como “alevoso” y para justificarse dijo que “todas” las dependencias del gobierno “tienen irregularidades”.
La Función Pública reprobó las cuentas que Guevara presentó al presidente López Obrador el 19 de febrero en Palacio Nacional al término de la conferencia matutina.
Cuando la titular de la SFP entregó a la Presidencia de la República los resultados de las auditorías a la Conade, el presidente Obrador se comprometió a castigar a los responsables, toda vez que se agotaran las investigaciones.
Y como dicta el refrán: Lo que empieza mal, acaba peor.
Pese a su palmarés deportivo, Ana Guevara no reunía el perfil profesional para encargarse de las responsabilidades deportivas en el gobierno de la Cuarta Transformación. Para dirigir el organismo había un requisito indispensable: el titular de la Conade debería contar con un grado mínimo de licenciatura, pero la campeona de los 400 metros planos con dificultades había terminado la preparatoria. Nunca se distinguió por tener buenas calificaciones. Lo suyo no era estudiar, era correr y pegar brincos. Así se ganaba la vida.
Guevara es señalada de desviar recursos para el Fideicomiso para el Alto Rendimiento. Deportistas de alto nivel han denunciado a la sonorense por retrasar los pagos de las becas y de hacer un mal uso de los recursos para los viajes de los atletas, como lo denunció en su momento la subcampeona mundial de clavados de altura, Adriana Jiménez.

Bajo el padrinazgo de Marcelo Ebrard pasó de ocupar un cargo de tercer nivel como encargada del área deportiva del gobierno de la Ciudad de México a candidata a jefa delegacional en la demarcación de Miguel Hidalgo pero perdió las elecciones de 2009.
Tres años después obtuvo el cargo de senadora de la república por representación proporcional para el periodo 2012-2018.
El día que asumió su cargo como legisladora de la Cámara Alta no tenía ni la más remota idea de dónde quedaba la sede del Senado de la República. Llegó a San Lázaro con un séquito de ayudantes y ninguno sabía qué hacer. Los empleados del lugar le indicaron cómo llegar al edificio del Paseo de la Reforma para poder cumplir con su toma de protesta y pasar a ocupar su escaño. Fue sencillamente ridículo.
Su paso por esa representación fue improductiva y burocrática. No obstante su mal desempeño legislativo fue impulsada por el Partido del Trabajo para incorporarla como diputada federal en las elecciones de 2018, ocupando el cargo solo por unos meses (septiembre a diciembre de ese año), para renunciar y aceptar la designación como titular de la Conade por invitación del presidente Obrador.
La impericia de Guevara como administradora mantiene en un estado de desastre a la comisión responsable del deporte. Hasta ahora no hay una explicación del por qué se gastó mucho antes del tiempo programado el presupuesto de los 2 mil 718 millones de pesos asignados para las tareas de esa institución.
Los diputados han exigido la comparecencia de la titular de la Conade pero ésta se ha negado a presentar un informe.
El Órgano Interno de Control de la Conade ha presentado ante la Función Pública todas las inconsistencias y desvíos por más de 50 millones de pesos del presupuesto.
El subsecretario de Combate a la Impunidad de la SFP, Luis Gutiérrez Reyes solicitó a la Comisión Nacional Bancaria se informe acerca de los movimientos financieros, hipotecas, giros y cuentas de los funcionarios investigados para aclarar la “evolución patrimonial” de los mencionados en las indagatorias.
En tanto en la Fiscalía General de la República se encuentran radicadas varias investigaciones por denuncias interpuestas por empresarios veracruzanos de la compañía Cocinas Industriales Multifuncionales de Calidad bajo señalamientos de extorsión por alrededor de 17 millones de pesos de un contrato con la Conade.
A los señalamientos en su contra, la respuesta de Guevara ha sido contundente:
“Me vale madre lo que digan y estoy tranquila conmigo misma y mi responsabilidad es trabajar, así que lo que me digan, me vale madre”.
De algo sirve seguir a ciegas a su amigo el presidente Obrador.

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