Carlos
Ramírez
Si el desplome del PIB en 2020 era inevitable
en México y el mundo por la paralización
productiva para romper de golpe las cadenas de contagio del coronavirus, ahora lo que viene para la
economía mexicana es un gran dilema
que daría vigencia o descarrilaría a la 4-T: quedarse sólo en el rebote productivo con la reanudación de
actividades de sectores y empresas sobrevivientes o aprovechar la crisis para
la reorganización total del modelo
de desarrollo y sus metas de bienestar social.
El rebote daría, como está señalado en
algunos de los reportes del Banco de México, apenas una tasa promedio anual de 2% del PIB en los próximos diez años,
con lo cual se recuperaría lo perdido en más de quince años. Pero el 2% mantendría la tasa promedio del periodo
neoliberal salinista 1983-2018. La meta
comprometida por la 4-T fue de 4%
promedio anual.
Para salir del
hoyo recesivo con un nuevo dinamismo
económico productivo y de distribución social, la 4-T tendría que realizar
cuando menos tres movimientos
estratégicos que se han discutido en el seno del Colegio de Economistas del Valle de México:
relanzar la rectoría del Estado como
pivote del desarrollo, definir el nuevo modelo productivo basado en el sector industrial y agroindustrial y
redefinir la economía mixta con una
reorganización de la fuerza del Estado en el sector obrero como poder público
en las relaciones sociales de producción.
Para esta nueva
ofensiva de desarrollo, el gobierno
federal requiere también cuando menos de tres
dinámicas productivas: un plan de competitividad
que implicaría remover las bases productivas actuales que siguen siendo las que
heredó la economía de Estado populista ineficiente; un programa de innovación de formas de producción con
mayor contenido tecnológico; y un audaz replanteamiento de la educación científica, tecnológica y
humanista para crear recursos
humanos para las nuevas formas modernas de producción.
El actual Plan
Nacional de Desarrollo 2018-2024 estaba diseñado para darle continuidad al modelo productivo del
Tratado de Comercio Libre, pero sin afanes de competitividad ni de
modernización de la planta productiva. El frenón
productivo del confinamiento dio la oportunidad para, aun de manera drástica, depurar los sectores obsoletos.
Pero no se advierte en el sector público
ningún equipo de análisis que esté reflexionando la oportunidad del colapso
productivo del 2020 para presentar nuevas formas de reorganización productiva. La empresa privada carece de esa
sensibilidad porque está diseñada para tener utilidades. Pero la rectoría
del Estado no consiste sólo en definir y ejercer la autoridad del poder para
imponer reglas y condiciones, sino para redefinir
rumbos productivos.
La 4-T no
parece tener pensamiento
modernizador frente a las adversidades y podría quedarse sólo en reanudar el crecimiento económico bajo,
desequilibrado y mal repartido con las tasas previsibles de PIB de 2%, con la
circunstancia agravante de que el hoyo
recesivo de 2020 multiplicará la pobreza y la marginación y por lo tanto acrecentará en los cuatro años que
restan del actual sexenio las protestas
sociales en las calles por falta de bienestar que no alcanzará con un gasto público castigado por la recesión.
Ahí sí, para la
gran reforma modernizadora de
México, la crisis de la pandemia cayo como anillo al dedo: oportunidad para rehacer el modelo de desarrollo o
regresar al rancio populismo priísta
que sólo ha producido crisis recurrentes.
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EE. UU. 2020. Si algo da el poder en acto es el olfato político. El presidente Trump ha detectado que las protestas
sociales violentas se están revirtiendo contra los demócratas como actos de
falta de gobierno y dos mensajes dejó caer
en la convención republicana: el discurso de “la ley y el orden” y el vestido de estilo verde militar tipo casaca de Melania Trump. Las protestas y paros
deportivos benefician a Trump.
Por lo demás,
las encuestas no están convenciendo como antes. Los análisis se centran en los
538 votos electorales que deciden la presidencia. Y hay dos extremos: quienes
le dan una victoria holgada a Biden y quienes razonan una victoria apretada de
Trump.
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Política para dummies: La política es la sensibilidad para solucionar, no
para justificar.
@carlosramirezh
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