Carlos Ramírez
1.- Lo mejor que pudiera ocurrir en estos
momentos es que los funcionarios responsables de las estrategias tuvieran a un
abogado junto. El canciller Marcelo Ebrard amenazó
a los empresarios si se atrevían a despedir o no pagar salario a sus
trabajadores por la pandemia, pero el funcionario ignora lo que dice la Ley Federal del Trabajo:
“Artículo 427.-
Son causas de suspensión temporal de las relaciones
de trabajo en una empresa o establecimiento: VII.- La suspensión de labores o trabajos, que declare la autoridad
sanitaria competente, en los casos de contingencia sanitaria.”
2.- Ante el colapso económico del segundo semestre
de 1981 y todo 1982 por la caída de los precios petroleros, el presidente López
Portillo se justificó: “soy responsable
del timón, no de la tormenta”. En uno de sus mejores ensayos políticos el
historiador Enrique Krauze diseccionó esa frase y concluyó que el timón depende de la tormenta.
3.- Toda tregua
implica concesiones entre los
enfrentados. El presidente López Obrador pidió una tregua a sus adversarios,
pero les endilgó epítetos agresivos.
A veces es mejor no pedir tregua y pagar
los costos políticos.
4.- El
secretario de Hacienda, Arturo Herrera, quedó atrapado entre las necesidades populistas y los determinismos neoliberales. En la crisis de 2009, el
FMI y el Banco Mundial aprobaron que
los gobiernos llegaran hasta el 4%
de déficit presupuestal para enfrentar la crisis de liquidez. Ese déficit sería
producto de dos decisiones;
endeudamiento externo o impresión de billetes. Herrera, de manera literal, no sabe qué hacer y su inmovilidad está
paralizando no sólo la economía,
sino las expectativas. Su tarea no es sólo administrar
las finanzas públicas, sino mandar mensajes
de estabilidad a los mercados. Su rostro de asustado no ayuda a la tranquilidad.
5.- Lo que está
dejando el efecto económico, social
y político --en ese orden de jerarquización-- del COVID-19 es la certeza del agotamiento del actual
sistema económico, financiero y productivo internacional. Y que no habrá otro Bretton Woods (1944) ni
otro Consenso de Washington (1989),
sino que el sistema internacional saldrá de la nueva coordinación de economías locales. Después de la tormenta el
mundo ya no se medirá entre
populismos o neoliberalismos.
6.- Hasta los
populistas debieran entender que las
políticas sociales son producto de
buenas economías productivas; por lo tanto, la prioridad debe ser el sistema productivo, el mercado y la política
empresa. Sin riqueza generada no
habrá presupuestos asistencialistas.
7.- México nunca había sufrido una pandemia
similar a la del coronavirus, ni siquiera la de la influenza H1N1
causó tantos estragos.
8.- El gobierno
necesita de una estrategia política.
Luego de la parálisis del presidente
De la Madrid ante los terremotos del 19 de septiembre de 1985, la prioridad no fue la reconstrucción en sí, sino el
armado de una estructura de poder
social. De la Madrid cedió el manejo
del presupuesto a Carlos Salinas de Gortari como secretario de Programación y
le dio la función estratégica al
politólogo Manuel Camacho Solís. La tarea de Camacho no fue rescatar cadáveres de los escombros, sino construir otra estructura de poder del
Estado.
9.- Si el
canciller Ebrard revisa el modelo
camachista de 1985-1986 podría encontrar una salida a la crisis de ejercicio del poder del presidente López
Obrador. Pero la clave estará en que
el presidente de la república se ajuste a las urgencias estratégicas del gobierno, olvidándose de sus
convicciones personales. El desplome de su aprobación por el manejo de la
pandemia está revelando que la
crisis no es de salud, ni siquiera económica, sino de funcionalidad del Estado.
10.- Estamos
frente a una crisis de seguridad
nacional del Estado. Y los caminos no son muy diversos: o el desplome de los
gobiernos en turno --como el camino inevitable de España-- o la profundización
del autoritarismo o la reconstrucción de las bases democráticas. De manera
paradójica, los únicos que están leyendo bien
la crisis son los dictadores ideológicos: Putin, Jinping, Castro, Jong-un,
Merker y Trump; son gobernantes con un enfoque estratégico de seguridad geopolítica.
11.- El sector clave en la reconstrucción después de
la pandemia es el empresarial; pero un Estado timorato lo ve como adversario,
cuando debiera verlo como aliado y
liderarlo; ésa fue una de las claves del modelo
de Camacho Solís en la reconstrucción después de los terremotos de 1985.
12.- El sistema
político/régimen de gobierno/Estado constitucional fue infectado por el COVID-19 porque perdió sus anticuerpos y defensas
en 1988. El único que está
entendiendo el desafío estratégico es el senador Ricardo Monreal. El populismo
asistencialista no sirve; se
requiere de un nuevo populismo de Estado.
-0-
Política para dummies: La política es, desde Maquiavelo, el reino de la
improvisación y del sentido de la oportunidad.
---30---
No hay comentarios.:
Publicar un comentario