jueves, 6 de agosto de 2020

Medicinas y TV, agenda expropiatoria de la izquierda base del PRD y Morena

 

 

Carlos Ramírez

 

La creación de una empresa estatal comercializadora de medicinas para la salud pública y el uso pagado de las televisoras privadas para la transmisión de clases públicas de emergencia reabren la vieja agenda de la izquierda socialista: la nacionalización de la industria químico-farmacéutica y la expropiación de Televisa por ser instancias claves en la configuración del social del ciudadano.

Esas dos demandas estuvieron en las últimas propuestas del Partido Comunista Mexicano antes de solicitar su legalización en 1978 y, de hecho, quedaron como banderas en la oposición populista. Sin embargo, de manera paulatina fueron arriadas cuando el PCM cedió su registro legal a los priístas de la Corriente Crítica de Cuauhtémoc Cárdenas para fundar el PRD con las metas del neo/pos cardenismo y no del socialismo de izquierda.

Inclusive, las dos demandas expropiatorias fueron propuesta de la primera campaña legal del PCM con registro legal en 1979 y la primera presidencial como PSUM en 1982. El funcionamiento privado de la producción y comercialización de medicinas y de las televisoras como forjadoras del pensamiento social habían sido, inclusive, cuestionadas por grupos priístas progresistas o por funcionarios del gobierno.

Lo que pueda hacer la nueva empresa estatal comercializadora de la 4-T tendrá que someterse a los dictados del oligopolio de las medicinas y el Estado sólo usará pagando el espacio público concesionado a las televisoras privadas para uso comercial. La emergencia medicinal por el coronavirus y la necesidad de mantener funcionando el sistema educativo sin presencia en las escuelas ha vuelto a poner en la mesa de debates el funcionamiento privado o utilitario de funciones privadas concesionadas por el Estado.

En el sexenio de Echeverría hubo iniciativas para aumentar el control público sobre los negocios privados que tenían que ver con la salud pública --física y mental-- de los mexicanos. Echeverría se quejó que la televisión destruía por las noches el esfuerzo educativo de las mañanas. Y el poder de las farmacéuticas impedía regulaciones que bajaran los precios y que aumentaran las disponibilidades de medicinas indispensables para la salud pública.

A lo largo de veinte meses el actual gobierno federal no ha podido romper el bloque de poder y sus influencias políticas de la industria farmacéutica, sobre todo porque muchos políticos del PRI se convirtieron en empresarios del sector y con ello fortalecieron su fuerza contra instituciones políticas donde todavía hay una representación del PRI. La Secretaría de Salud está dirigida por funcionarios que ignoran las funciones vitales del Estado con la salud de los mexicanos y sólo miden la comercialización social der las medicinas en función de presupuestos viables de corto plazo.

La televisión ha sido cuestionada por la 4-T, pero a la hora de las decisiones siempre se atraviesan las complicidades del poder o la debilidad de clase del nuevo grupo gobernante. Sin embargo, el gobierno actual no ha podido construir una televisión pública con penetración social como para marginar los recursos de la televisión privada, ni una industria de las medicinas.

Uno de los principales redactores y promotores de la agenda presidencial del Partido Comunista en 1978-1981 fue el dirigente de la Juventud Comunista del PCM y pivote del partido, Pablo Gómez Álvarez, quien ha hecho carrera legislativa representando al PCM, al PRD y ahora a Morena. Y con él una corriente del viejo PCM ha tratado de ir imponiendo algunos puntos de la agenda, aunque casi sin éxito porque el PRD era de expriístas y ahora Morena también y además carece de una propuesta programática de la izquierda ideológica.

Las condiciones para la nacionalización de la industria químico-farmacéutica y la expropiación de Televisa nunca han estado en la agenda del PRD o Morena, pero en los sobrevivientes del viejo PCM que andan pululando en las goteras de la política populista. La crisis en el abasto social de medicinas y la dependencia del régimen de la condescendencia de Televisa, TV Azteca y los nuevos oligopolios mediáticos cuando menos exigiría una reforma para obligarlos a apoyar labores sociales del Estado.

 

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Contracolumna * OBRADOR, DIOS EN EL PODER * LA 4T UNA SIMPLE FANTASÍA

 JOSÉ MARTÍNEZ M.


– ¡Que pase el desgraciado!
El de Obrador es un gobierno de mentiras, de incongruencias, de ocurrencias.
Está peor que un talk show de Laura.
Y pensar que decían que Fox estaba loco.
Lo ha dicho Giuseppe Amara “la Presidencia no está diseñada para la salud mental”.
Lo dijeron Zapata y Villa, la silla presidencial “está embrujada”; en otras palabras quisieron decir que el que se sienta ahí se vuelve loco.
Tenían razón.
Ahora lo ha confirmado y archireconfirmado Víctor Manuel Toledo integrante del equipo presidencial.
Dice Toledo –titular de la Semarnat– que el gobierno de la cuarta transformación está lleno de contradicciones y que los miembros del gabinete presidencial están en permanente lucha por el poder.
Es evidente que entre los colaboradores del presidente Obrador no hay sintonía. Por eso el primero en renunciar al equipo fue Carlos Urzúa quien puso en evidencia que Obrador es un pésimo director de orquesta.
En su carta de renuncia (9/07/19) el exsecretario de Hacienda escribió los motivos:
“… Discrepancias en materia económica hubo muchas. Algunas de ellas porque en esta administración se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento. Estoy convencido de que toda política económica debe realizarse con base en evidencia, cuidando los efectos que ésta pueda tener y libre de todo extremismo, sea éste de derecha o izquierda. Sin embargo, durante mi gestión las convicciones anteriores no encontraron eco.
“Aunado a ello, me resultó inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública. Esto fue motivado por personajes influyentes del actual gobierno con un patente conflicto de interés.
“Por los motivos anteriores, me veo orillado a renunciar a mi cargo”.
¡Zas!
Un año después (17/07/20) se dio la renuncia de Javier Jiménez Espriú a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes:
"El motivo que le he expresado personalmente es mi diferendo por su decisión de política pública de trasladar al ámbito militar de la Secretaria de Marina, las funciones eminentemente civiles de los puertos, de la Marina Mercantes y de la formación de marinos mercantes, que han estado a cargo de la SCT desde 1970.
“Lamento profundamente no haber tenido éxito en transmitirle mi convicción y mi preocupación sobre la grave trascendencia que considero tiene medida para el presente y el futuro de México, tanto en lo económico como en lo político”.
Recontra ¡Zas!
Desde el inicio había el presagio de futuras tormentas, por esa simple razón Tatiana Clouthier coordinadora de la campaña presidencial de Obrador, prefirió no aceptar el encargo de una subsecretaría de Gobernación. Optó por quedarse con su diputación federal y esperar a competir por la gubernatura de Nuevo León.
En el equipo de Obrador nadie tiene voz ni voto. Solo sus chicharrones truenan.
El único que sobresale en el equipo presidencial es Hugo López Gatell, un subalterno del titular de la Secretaría de Salud, y ya vemos los funestos resultados de su gestión. Y se mantiene firme en el cargo pese a las decenas de miles de muertos por la pandemia.
Gatell es una simple marioneta del presidente y en cualquier momento puede terminar como chivo expiatorio.
Tenía mucha razón el presidente López Mateos cuando le dijo a su sucesor Gustavo Díaz Ordaz: “En México el Presidente tiene todas las dichas, salvos dos desgracias. Una de ellas es que todos te dicen que eres un dios. La otra es que terminan convenciéndote”.
Obrador, tan se siente dios en el poder que piensa en su inmortalidad. Lo ha dicho sin ambages: “Quiero pasar a la historia como el mejor presidente de México”.
Se siente un elegido que sueña con estar en un lienzo como un retrato de Dorian Gray con un rostro eterno que no envejezca con el tiempo y libre de pecados.
Lo malo es que el tabasqueño no entiende y es inconsciente de que su paso por el poder es efímero.
Obrador es un político obsesionado con la historia. La acomoda a sus intereses, a sus caprichos, a sus ideales pero en los hechos actúa en contra de la historia, en contra del sentido común y en contra de la ética.
No hay duda Obrador es un presidente perturbado.
En realidad se encuentra aislado en su propio mundo. Es el solitario de Palacio. Un presidente sobre el que reina la desconfianza y la temerosidad. De ahí su irritabilidad.
Se siente único, por eso no piensa, ni habla ni siente ni actúa como los demás. Es dios en el poder. Defiende sus canicas como un niño envidioso por eso de a poco lo han ido dejando solo en el juego.
Un hombre que está dispuesto a ser el Presidente hasta que sobreviva el último mexicano.
Pobre de Obrador.
Pobre de México.

miércoles, 5 de agosto de 2020

Las opciones anticrisis que no se atendieron y el costo social pagado


Carlos Ramírez

 

En julio, ya en ruta de salida forzada de la pandemia por el deterioro productivo, el vicegobernador del Banco de México Gerardo Esquivel publicó un texto para dar su punto de vista sobre “Los impactos económicos de la pandemia en México”, aunque en el fondo para alertar sobre los altos costos sociales pagados por mantener la ortodoxia hacendaria.

Esquivel era una pieza clave del grupo económico de la 4-T antes y durante la campaña electoral, pero fue desplazado de subsecretario de Hacienda al Banco de México por sus opiniones heterodoxas sobre política, desarrollo y economía. Puede decirse que Esquivel se acercó a una propuesta real de modelo de desarrollo posneoliberal, pero careció de autonomía como subsecretario de Egresos de Hacienda.

No es, pues, un enemigo de la 4-T; al contrario, pudiera decirse que es de los pocos cuadros que tiene un proyecto alternativo a la estrategia neoliberal salinista 1979-2018. De ahí la importancia de su texto que se presenta como “impactos económicos”, pero enfatiza el agravamiento social por la falta de decisión del Estado para atenuar la pobreza adicional provocada por las decisiones gubernamentales ante la pandemia.

Además del efecto negativo en el PIB, el desplome del consumo y el choque laboral por el frenón de la actividad económica que se están confirmando con las cifras oficiales, Esquivel lanzó la primera advertencia del costo social adicional:

Se anticipa un aumento importante en las tasas de pobreza total y extrema en el país. Según diversas estimaciones, alrededor de 9 millones de mexicanos podrían pasar a ser considerados como pobres y un número similar podría caer en situación de pobreza extrema (dieciocho millones en total). Este efecto podría llevarnos a alcanzar las tasas de pobreza más elevadas en lo que va del siglo. A la larga, éste será́ quizá́ el impacto más duradero y doloroso de esta crisis y el que requiere una atención de carácter más inmediato.

La clave de las propuestas de programa de apoyo emergente ante la crisis de Esquivel radicó en la protección de las fuentes de empleo y de los trabajadores. Esquivel delineó cinco decisiones de Estado con cargo a la política económica y presupuestal:

1) Un seguro de desempleo de emergencia que pudiera beneficiar al poco más de un millón de trabajadores formales que han perdido su empleo; 2) un programa de protección a la nómina que ayudara a las empresas a sostener un mayor número de empleos formales; 3) el diferimiento en el pago de contribuciones sociales a micro, pequeñas y medianas empresas; 4) un programa especial de apoyo para el pago de rentas u otros costos fijos (para restaurantes u otros negocios especialmente afectados por la pandemia); y 5) un programa que le otorgara un apoyo mínimo a los trabajadores informales que hubieran perdido temporalmente su fuente de ingresos.

La lógica económica de Esquivel radicó en la defensa de la planta productiva para proteger el empleo y evitar el cierre de fuentes de trabajo y el aumento del desempleo con trabajadores del sector formal e inclusive los del sector informal que no pudieron salir a las calles a vender. Como no hubo ese apoyo, hoy las cifras de quiebra de empresas, de salida de trabajadores de la población económicamente activa, de aumento del desempleo formal, de crisis en el sector laboral informal y de aumento de pobreza que se resumen en la cifra prevista de PIB anual de -9% a -12%.

A la vista de lo previsible de la crisis productiva del, 2020, el escenario a atender es el de mediano plazo de 2021 a 2025 y de largo plazo de 2025 a 2030. El documento de Esquivel fue circulado en la segunda quincena de julio y los datos oficiales de agosto confirman el costo económico y productivo del frenón económico. El gran desafío radica en reconstruir la política económica, la estrategia de desarrollo y los diseños presupuestales para saber si el país podría recuperar lo perdido o comenzará la contabilidad del desarrollo a partir del hoyo recesivo de 2020.

 

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Contracolumna • OBRADOR Y UN PAÍS SIN FUTURO • EDUCACIÓN, EL GRAN FRACASO





JOSÉ MARTÍNEZ M.

De veras no tienen madre.
Vivimos en el país de las maravillas, donde todo es posible. En las películas de animación la mayoría de personajes no tienen padres. Así, como los personajes de las películas de fantasía, nuestros políticos viven en una situación de orfandad.
Mientras a nuestros gobernantes el país se les deshace entre las manos, al amanecer, el presidente todos los días toca la lira. 
Los refranes son sabios. “Nunca digas de esta agua no beberé”.
Pues sí. 
Televisa –y lo dijo muy claro “El Tigre” Azcárraga– hace televisión para los jodidos. Y vaya que lo dijo un soldado del PRI.
Ahora, con la cuarta transformación Televisa ha pasado a convertirse en el pilar de la educación. 
Frente a los estragos de la pandemia, no es el Estado el que resuelve los problemas, los “salvadores de la patria” ahora son sus antiguos enemigos.
Para el presidente Obrador “gobernar no tiene ciencia”. Claro, está acostumbrado a hacer cirugías con machete. Con la cuarta transformación hemos atestiguado el menosprecio por ciencia, la educación y la cultura.
En este mismo espacio hemos subrayado que la educación y un proyecto de nación van íntimamente de la mano. 
Como país tenemos muchas facturas pendientes por pagar. Una lista de esos pendientes incluye: niños bien alimentados; padres comprometidos con el proceso educativo; profesores bien formados, evaluados y remunerados en todos los niveles.
Carajo. La pandemia nos está demostrando que nuestros políticos son unos analfabetas.
De poco sirve un plan de gobierno que diga a dónde quiero llegar como país si no tengo cómo ejecutarlo con las personas educadas para ello.
Se ha demostrado el analfabetismo de los funcionarios del más alto nivel. Una secretaria de Economía que es incapaz de leer correctamente una cifra numérica. 
Tenemos un secretario de Educación tan gris como el asfalto, acostumbrado a los eventos rimbombantes pero ajeno a la más elemental pedagogía.
El gobierno de Obrador ha cometido errores garrafales en materia de educación. De la mano de los legisladores de Morena se empecinaron en dar marcha atrás a la reforma educativa, y lo logaron. 
En lo político pagaron los favores a La Maestra por la contribución de sus huestes a la campaña de Obrador. 
En materia de libros de texto recortaron el presupuesto a la Conaliteg y un número indeterminado de niños de educación básica lo resintieron, pues debido a la política de austeridad la Secretaría de Hacienda ordenó para el ciclo escolar 2019-2020 se dejaran de imprimir 40 millones de libros de texto gratuitos, de los 220 millones que se requieren.
En lugar de fortalecer la educación se ha actuado en sentido contrario sin importar en alto costo social que ello representa en un país donde la mitad de su población piensa con su estómago, que vive con su desnudez y siente con su miseria, razones para que muchos emigren de sus pueblos a la capital o muchos salgan del país por la falta de educación y de oportunidades.
Y ya no hablemos de la deserción escolar en el nivel medio superior.
Ahora la televisión, cuyos principios están más orientados a la diversión y el entretenimiento, suple a la Secretaría de Educación con el pacto firmado por el gobierno de Obrador y las principales televisoras. Al final se trata de un negocio más para los concesionarios. 
En los primeros meses de su gobierno Obrador se comprometió a crear una empresa pública de telecomunicaciones operada por la Comisión federal de Electricidad para brindar Internet a millones de hogares carentes de este elemental servicio ante el incumplimiento de Teléfonos de México de violar el compromiso social establecido en su contrato de licitación.
Pero el la empresa bajo la responsabilidad de la CFE es una quimera. Es un sueño producto de la imaginación del presidente Obrador. 
Una empresa de la dimensión como la pretendida por Obrador y Bartlett no es por decirlo coloquialmente, “enchílame está gorda”. Requiere de una infraestructura tecnológica de avanzada, aun cuando la CFE disponga de una red de 50 mil kilómetros de fibra óptica que ya tiene instalada.
Si fuera tan fácil ¿por qué no la han echado a andar después de un año de haberla anunciado?
Lo que la pandemia nos está demostrando, es el enorme rezago del país en amplios sectores, el de la educación es uno de ellos y está asociado a otros. 
Para cumplir con un proyecto educativo acorde a la nueva normalidad, requiere de un clúster. Es decir, el funcionamiento de un grupo de empresas y dependencias gubernamentales interrelacionadas para trabajar estratégicamente con un mismo objetivo. Se trata de un conjunto de acciones, no de ocurrencias ni de discursos prosopopéyicos.
Ahora nuestros geniales funcionarios de la cuarta transformación se dan cuenta que no todo es verborrea. 
Para empezar no todos los hogares disponen del servicio de Internet. Según cifras oficiales 44 por ciento de los hogares mexicanos no tienen computadoras.
De acuerdo al Instituto Federal de Telecomunicaciones y el Inegi 56.4 por ciento de los hogares tienen conexión fija o móvil a Internet.
La Encuesta Nacional de Disponibilidad de tecnologías de la Información en los Hogares (Endutih) 2019, el 76 por ciento de quienes viven en la ciudades son usuarios de la Red y en las comunidades rurales apenas 48 por ciento.
Los datos de Endutih nos revelan las diferencias en los estratos sociales. En los hogares pobres 23 por ciento de los usuarios tienen de 12 a 17 años, mientras que en las familias más ricas la mayoría de los usuarios son adultos de entre 35 y 44 años. En tanto en los hogares de mayor poder socioeconómico los niños de 6 a 11 años tienen un acceso restringido a Internet.
Ahora bien, en México no todos los hogares tienen televisión.
En la pasada administración de Peña Nieto se llevó a cabo el programa de Transición a la Televisión Digital Terrestre con el propósito de actualizar las señales analógicas por señales digitales.
Se suponía que el objetivo era contribuir al desarrollo social y propiciar el acceso del país a la sociedad de la información y el conocimiento.
¿Acaso el gobierno de Obrador tomó en cuenta este factor? Parece que no.
En esencia se pretendía llevar las ventajas de la televisión digital a las familias de más escasos recursos en todo el país, pero los verdaderos beneficiarios fueron un puñado de funcionarios que hicieron un gran negocio con este este programa que fue usado más clientelarmente con fines políticos que social y educativamente.
Ahí hay una enorme veta para investigar actos de corrupción.
Lo malo, es que el gobierno de la cuarta transformación no tiene un verdadero proyecto de país y lo peor es que está inmerso en la corrupción y aún más ha terminado aliándose con sus adversarios a los que antes calificaba de “mafiosos”, en los que ha depositado ahora la educación en sustitución de la SEP.

Banxico: sin reforma productiva, PIB promedio de 2% en 2021-2030


Carlos Ramírez

 

El tamaño de la crisis de PIB negativo de dos dígitos de 2020 que prefiguran las expectativas oficiales definirá la dimensión del enfoque del Estado del presidente López Orador en cumplimiento con el mandato constitucional de rectoría del Estado sobre la economía, el modelo de desarrollo y el proyecto nacional.

De acuerdo con expectativas del Banco de México, el problema no se agota con lo que pudiera venir como rebote productivo en el 2021, sino la advertencia de que el modelo de desarrollo posneoliberal no alcanzará sino para un promedio anual de 2% de PIB para los próximos 10 años, es decir, de 2021 a 2030.

Ello quiere decir que sin acción productiva del Estado posneoloiberal el escenario de crecimiento y por tanto posibilidades de bienestar estaría igual o por abajo del promedio de crecimiento anual del PIB de 1983 a 2018 de 2.2%, y estos dos periodos serian apenas un tercio del logrado en el ciclo conocido como milagro económico mexicano 1934-1982 que logró un promedio anual de PIB de 6%.

Lo que pase con el PIB en 2020 y la reanudación productiva como rebote dependerá de las condiciones para la producción. Y los agentes productivos están mandando señales no tan positivas que podrían desanimar mayores inversiones, expansiones o reactivaciones de la planta productiva. El dato mayor que revela la Encuesta de Expectativas de Especialistas del Sector Privado consultados por Banxico y distribuidas el pasado lunes 3 de agosto se localiza en los datos que revelaban que buena parte de la crisis de crecimiento ya venía de antes de la pandemia. La cifra de 5.2 en condiciones de mercado interno y de 6.2 en gobernanza se acercaban al tope de 7 que significa la mayor desconfianza.

Cuando el presidente López Obrador dio por terminado el ciclo neoliberal y anunció el periodo posneoliberal, no aparecía en el radar ninguna crisis de salud con sus gravísimos efectos económicos y productivos. En este sentido, la pandemia pudo haber ayudado a construir un escenario de redefinición del modelo de desarrollo, de la política económica y de la estrategia de bienestar social general.

El desafío principal se localizaba en romper el crecimiento económico mediocre de 2.2% del PIB en el periodo salinista neoliberal y los saldos lógicos de marginación y pobreza. El problema estaba en el hecho de que el neoliberalismo salinista construyó una política económica atada a tres lastres: el déficit presupuestal, la inflación y el PIB bajo. Los instrumentos de políticas de desarrollo no necesitaban un ajuste de coyuntura sexenal, sino una verdadera reconstrucción general de herramientas, objetivos, lastres y sobre todo reparación total de la planta productiva.

El Tratado de Comercio Libre 2.0 firmado con el presidente Trump a comienzos de julio sólo podría servir con un rediseño del modelo de desarrollo, de una nueva planta productiva y de un Estado potenciador del desarrollo, los tres pasivos que el TCL 1.0 de Salinas de Gortari tampoco había atendido y que por ello su efecto en el PIB había sido mucho menor al esperado y prometido.

El desplome del PIB de -9% a -12% para 2020, la desarticulación de cadenas productivas por el frenón antipandemia y las exigencias del TCL 2.0 serían la gran oportunidad para rehacer el modelo de desarrollo mexicano y su correlativa planta productiva y para darle prioridad estratégica a los tres rubros de la modernización: competitividad, innovación y tecnología.

Si no hay ese relanzamiento de México como potencia industrial en los tres rubros productivos --industria, agro y servicios--, entonces desde ahora el Banxico está advirtiendo que el escenario de PIB de los próximos diez años --2021 a 2030-- será igual o menor al 2% de los treinta y cinco años de neoliberalismo salinista.

Y ahí, en ese  escenario, lo que estaría en riesgo por la crisis sería la rectoría del Estadio en el desarrollo y el bienestar.

 

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lunes, 3 de agosto de 2020

Columna política, poder y Estado; treinta años de Indicador Político


 

Carlos Ramírez


El pasado 17 de julio la columna Indicador Político cumplió treinta años de publicarse todos los días de lunes a viernes. Le tocó, por circunstancias históricas, el proceso de modernización neoliberal iniciado de manera formal en febrero de 1990 con los primeros contactos secretos de México con los EE. UU. para el Tratado de Comercio Libre y tres décadas después el país encara un quiebre discursivo contra el neoliberalismo salinista.

La columna comenzó en El Financiero en circunstancias inesperadas. En 1990 el periódico especializado en información económica lanzó la sección política para preparar, en enfoques del director Rogelio Cárdenas Sr., de su hijo Rogelio Cárdenas Sarmiento y el subdirector Alejandro Ramos Esquivel, la sucesión presidencial de 1994. En 1989 y 1980 El Financiero era incómodo para el presidente Salinas de Gortari por su enfoque crítico y progresista y su penetración en los círculos mexicanos y extranjeros de inversionistas.

La historia tuvo un cariz político. Como columnista diario iba Miguel Angel Granados Chapa, quien pasaría de La Jornada a El Financiero. La información que no era secreta llegó a Los Pinos y Manuel Camacho buscó, a través mío, una reunión con Rogelio Cárdenas Sarmiento. En el desayuno Rogelio le explicó que se trataba de una sección complementaria, no una definición editorial. Camacho le dijo: “¿y ya le enviaste una señal al presidente?” Rogelio, que no se movía en los protocolos del poder, dijo con ingenuidad que no, que no sabía cómo hacerlo y le pidió a Camacho que se lo comentara a Salinas.

Pero, iniciada la sección política, Granados Chapa no llegó porque dijo que iba a darse cambio de dirección en La Jornada y quería competir. Rogelio, Alejandro y yo, que estábamos en la organización de la sección, nos dimos a la tarea de buscar otro columnista, pero ninguno convenció a los tres. Al final, Rogelio y Alejandro me dijeron que yo hiciera la columna diaria. En realidad, yo estaba especializado en información económica y acababa de regresar de una beca en los EE UU asignado a las páginas editoriales del Journal of Commerce y Los Angeles Times y mi objetivo era irme de corresponsal a alguna ciudad de los EE UU.

Luego de varias charlas acepté. La idea de don Rogelio Cárdenas, que todos los días hacia la primera plana, era una columna de análisis, investigación y reporteo, no de chismes o comentarios editoriales. El objetivo fue interpretar la política para los inversionistas y explicarles el proceso de sucesión presidencial de 1994. Nadie, en verdad, preveía el caos de esa sucesión.

A Indicador Político se le abrió un espacio inédito en el columnismo. La columna política tradicional había muerto con Carlos Denegri en 1970 y a partir de entonces varios columnistas con nuevos enfoques inauguraron estilos, relaciones con el poder y sobre todo análisis: Manuel Buendía, Granados Chapa, José Luis Mejías, entre otros. El relevo presidencial de Echeverría a López Portillo se dio con el colapso en Excelsior y el nacimiento de nuevos medios con menos relaciones de poder con el sistema/régimen. El gobierno siguió manipulando la publicidad como mecanismo de censura, pero los medios autosustentables podían ejercer nuevos espacios de la crítica al presidente de la república y al PRI.

Para celebrar los treinta años de Indicador Político se realizará la próxima semana, del 10 al 14 de agosto, vía Zoom, un ciclo de conferencias titulado “La columna política y el poder”, con la participación de columnistas amigos: el crítico intelectual Víctor Roura hablará de “La escuela Denegri”, Miguel Angel Sánchez de Armas recordará “La columna política de Manuel Buendía”, con quien colaboró de cerca; Salvador García Soto disertará sobre “La columna política, hoy”, Ricardo Alemán platicará sobre “La columna política y el poder” y yo, como autor, haré el viernes un recuento histórico de los treinta años de Indicador Político.

Los datos del ciclo de conferencias y las claves de acceso a Zoom están en indicadorpolitico.mx y también se pueden solicitar a anakarinasl@hotmail.com. Para quien lo desee se dará constancia de participación. Las pláticas serán de 11 a 13 horas de lunes 10 al viernes 14 y más tarde estarán en el archivo de indicadorpolitico.mx en versión diferida.

 

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Contracolumna • EL CONTUBERNIO OBRADOR – TELEVISA • AMLO, EL SOLDADO DE LAS TELEVISORAS



JOSÉ MARTÍNEZ M.


Con un abrazo fraterno para mi colega y amigo Mouris Salloun George

Semanas antes de concluir su mandato el presidente Peña Nieto consultó con su sucesor, el presidente electo Obrador para ampliar hasta el año 2041 la concesión de Televisa y Tv Azteca.
La solicitud fue aprobada sin contratiempos por el Instituto Federal de Telecomunicaciones. Todo era felicidad. Todos estaban a partir un piñón. Se cumplía así la sentencia de que "el poder no transforma, desenmascara".
Obrador –quien durante años fue tratado con la punta del pie por las televisoras– ha sido prodigo con Azcárraga Jean y Salinas Pliego.
Nunca antes a las televisoras les había ido mejor en los negocios que con Obrador.
El guía moral de la cuarta transformación ha fortalecido al poder fáctico del duopolio televisivo.
El tabasqueño avaló la ampliación de la concesión, les devolvió los tiempos fiscales bajo el argumento de que su gobierno no necesita propaganda, porque, según él, está en comunicación directa con el pueblo y ahora les entregó un millonario contrato para que la televisión sea el conducto del sistema educativo a distancia.
Vaya, hasta el pertinaz crítico de las televisoras Jenaro Villamil, responsable del Sistema Público de Radiodifusión aplaudió y se congratuló de la firma.
Atrás quedaron las ofensas, las injurias y hasta las acusaciones de Villamil en contra de Azcárraga al que calificó públicamente de drogadicto y corrupto. 

VER ENLACE (https://twitter.com/amadoelquel…/status/1290311063028858883…)


Empleado de Tv Azteca durante largos años, el secretario de Educación esteban Moctezuma tuvo el ingenio de exculpar a las televisoras al descalificar la añeja sentencia de "lo que la escuela construye por la mañana, la televisión lo destruye por la tarde y la noche".
Televisa y Tv Azteca son pilares mediáticos de la cuarta transformación. Salinas Pliego es "asesor presidencial" y Bernardo Gómez, vicepresidente de Televisa es "consejero especial” del presidente Obrador.
La residencia de este ejecutivo de Televisa es la sede alterna de Palacio Nacional. En esa casa Obrador ha negociado acuerdos internacionales y reuniones privadas de alto nivel. Jared Kushner, yerno y mano derecha del presidente Trump ahí selló acuerdos del gobierno de Estados Unidos con Obrador.
El poder de las televisoras está fuera de toda discusión. Son el verdadero cuarto poder. Ningún presidente, ningún político se ha atrevido a decirles NO. Su poder es inconmensurable.
En su momento el presidente Díaz Ordaz buscó imponerle un límite a dicha televisora, pero no pudo y terminó cediendo en una negociación el tiempo del gobierno para sus mensajes de 25 por ciento a 12.5 por ciento. Prerrogativa a la que renunció el presidente Obrador.
En 2005 pudimos atestiguar el poder de Televisa. En octubre de ese año surgió la iniciativa de la Ley Televisa con motivo de los famosos "paquetes publicitarios" de los candidatos presidenciales para las elecciones de 2006.
Como lo relatan las crónicas periodísticas de esa época, la orden de Televisa fue tajante. "No le cambien ni una sola coma", fue la instrucción explícita, clara y contundente que dio el vicepresidente de Televisa, Bernardo Gómez. Los legisladores de todos los partidos la avalaron, aun cuando se trató de una contrarreforma a la Ley Federal de Radio y Televisión y a la Ley Federal de Telecomunicaciones.
Hubo quejas y se interpusieron recursos jurídicos ante el máximo tribunal de justicia del país. En primer lugar, el proyecto de resolución del ministro Sergio Aguirre Anguiano reveló que los principales senadores que se opusieron a la ley tenían razón al argumentar que esa contrarreforma haría prevalecer el imperio del dinero y la mercantilización por encima de las necesidades de derecho a la información, de pluralidad y calidad de los contenidos televisivos y de la necesidad de que el espectro radioeléctrico, "un bien público de la nación– no puede ser considerado patrimonio de quienes han embrutecido a la población, con contenidos de pésima calidad y han hecho un jugoso negocio con la pantalla", pero de nada valieron los argumentos ventilados en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
De ese tamaño es el poder de las televisoras.
La pregunta es ociosa: ¿Qué hacen los políticos con los medios? y ¿Qué hacen los medios con los políticos?
Con Vicente Fox, Televisa se arrodillaba a los pies de Marta Sahagún.
Con la cuarta transformación, Obrador se arrodilla a los pies de Televisa y Tv Azteca.
En los tiempos de Carlos Salinas de Gortari, el Tigre Azcárraga se declaró "soldado" del Presidente.
Con la cuarta transformación, el presidente Obrador se doblega como soldado de Televisa.
Así, Obrador pasó de la confrontación al contubernio. Azcárraga y Obrador se confabularon para sacar de Televisa a Joaquín López Dóriga y a Carlos Loret de Mola. La cabeza de ambos le fue entregada al tabasqueño en charola de plata.
Y si hay alguien a quien odie Obrador, ese alguien se llama Carlos Loret de Mola.
Loret se ha convertido en el notario de la corrupción y los grandes fracasos del gobierno de la cuarta transformación.
No hay duda, sin excepción todos los gobiernos han favorecido a Televisa. Hasta el más verraco y entusiasta de los panegiristas del proyecto obradorista, como Jenaro Villamil ha tenido que tragar sapos sin hacer gestos. Vaya, que terminar aplaudiendo a las televisoras de quienes les lanzaba escupitajos. Una actitud vergonzante.