viernes, 19 de junio de 2020
Contracolumna OBRADOR - EBRARD Y SU DIPLOMACIA DE CUARTA
jueves, 18 de junio de 2020
Polarización: estrategia, pero también crisis de gobernabilidad
Carlos Ramírez
El escalamiento de la polarización del jefe del ejecutivo
federal con sectores sociales, políticos y productivos tiene una doble
lectura: o es una estrategia de construcción de un nuevo bloque de poder
sobre los rescoldos del anterior PRI-PAN o se trata de una crisis típica de gobernabilidad
por la baja posibilidad de cumplir con los cambios prometidos.
Los dimes y diretes sirven para pasar el día, pero
se convierten en factores de baja gobernación porque se trata de sectores que
tienen que ver con la estabilidad económica, política y social. La falta
de una cámara de compensación en el gobierno federal --además del Senado de
Ricardo Monreal-- podría llevar la polarización a un nuevo realineamiento
electoral, pero no a garantizar la estabilidad del
sistema/régimen/Estado para una 4-T.
La crisis de gobernabilidad --en el modelo de Samuel
Huntington en Orden político en las sociedades en cambio, con elementos,
por cierto, tomados de la crisis estudiantil mexicana del 68-- ocurre
cuando la capacidad de realizar cambios por parte de gobiernos institucionales
es menor a las demandas de la sociedad. En el caso mexicano, la
expectativa de reformas ofrecidas por López Obrador no ha podido superar
la maraña de intereses y conflictos del sistema/régimen priísta-panista.
A la vista del panorama de polarizaciones, pareciera a
veces que la inducción de impulsos para crear sólo dos polos podría estar reconociendo
la dificultad en el corto plazo para terminar con los compromisos de una
campaña presidencial que comenzó en 1988 por los nudos en las
instituciones --modelo de Manuel Camacho Solís, 1977-- y la falta de tiempo,
distancia y operadores para deshacerlos. Lo malo, sin embargo, radica en
el hecho real de que las polarizaciones no representan nuevas alianzas
de clase ni nuevos bloques de poder, menos coaliciones mayoritarias.
La falta de institucionalización de varios de los cambios
realizados no ha logrado construir una sólida coalición popular, en tanto que
la coalición opositora carece de rumbo, de liderazgo y sobre todo de firmeza
para presentarse como tal. Si acaso las circunstancias pos-pandemia en junio de
2021 logran alianzas de emergencia, la falta de un acuerdo programático
le restará viabilidad. El problema es que se presenta como una alianza contra
el presidente de la república y no por una alternativa de proyecto,
desarrollo y gobierno que debió de haberse dado en el 2000 con la alternancia
de Fox, pero que naufragó por la incapacidad política del primer
presidente de oposición en la era PRI y su lamentable ausencia de pensamiento
estratégico.
Si la polarización triunfa en las elecciones de 2021 --con o sin
mayoría absoluta--, de todos modos, carecerá de posibilidades de avanzar
en tanto siga sin definir un verdadero programa alternativo de nación,
--programa nacional de desarrollo, no proyecto ideológico republicano--. La disputa
no es por ganar y mantener el poder, sino por consolidar un nuevo modelo
de desarrollo, una nueva política económica y un nuevo Estado de bienestar.
A la 4-T le falta una estrategia integral alternativa de desarrollo y su
correlativa nueva alianza y correlación de clases productivas, no sólo
una alternancia de élites, muchas de ellas, provenientes del ancien
régime priísta-panista.
La polarización por sí misma puede ganar posiciones de
poder, pero no garantiza acuerdos para transformaciones estructurales. La gobernabilidad
implicaría pactos para empujar las reformas del Estado en los nuevos
objetivos de la élite que ganó las elecciones en julio de 2018.
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PLAN DN-III. En Puebla se realizó la ceremonia para reconocer y celebrar los
cincuenta y cuatro años de vigencia del Plan DN-III de la Secretaría de la
Defensa Nacional para auxilio a la población civil en casos de desastres naturales.
Este plan formalizó lo que sería la quinta misión del ejército --la
social-- en sus funciones básicas y consolidó la concepción de las fuerzas
armadas como un ejército de paz. Este Plan tiene reconocimiento mundial desde
hace veinte años y ha sido replicado en otras partes del mundo. El general
secretario Luis Cresencio Sandoval González recibió reconocimientos para la
institución y para su tropa. Si alguien anda buscando candidatos mexicanos al
premio Nobel de la Paz, el DN-III califica por su papel humanitario.
Política para dummies:
La política radica en saber para que sirven los extremos.
@carlosramirezh
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miércoles, 17 de junio de 2020
Contracolumna EL RELOJ DE MARCELO
Sin impuestos no hay país; la 4T depende de una reforma fiscal
Carlos Ramírez
La semana
pasada se realizó la presentación
virtual de la Comisión Permanente de Análisis Hacendario de la Facultad de
Estudios Sociales Aragón de la UNAM como un organismo multidisciplinario de análisis de la política económica. El
tema “La economía mexicana después de la pandemia” concluyó que sin una reforma fiscal a fondo, las
posibilidades de México para salir
del desarrollo mediocre serán bajas.
Inaugurada por
el director de la FES Aragón/UNAM, Fernando Macedo Chagolla, a lo largo de tres
horas varios especialistas insistieron en que la crisis recesión/depresión sólo
vino a adelantar la problemática de
desarrollo de México. Y que el eje
de las posibilidades del Estado para ejercer su rectoría del desarrollo depende
del financiamiento propio de las
finanzas públicas, hoy atadas a ingresos limitados y a gastos distorsionados.
En las
conclusiones, el presidente de la Comisión Permanente de Análisis Hacendario,
Carlos Loeza Manzanero, señaló la urgencia
de un programa económico de emergencia
pospandemia basado en cuestiones básicas:
--Estímulos
fiscales a empresas y contribuyentes.
--Plazos
especiales para pagar impuestos.
--Reprogramación
del presupuesto del IV trimestre.
--Creación de
un fondo de apoyo para la economía informal con plazo mínimo de 12 meses y con
tasas preferenciales.
--Reprogramación
del presupuesto de inversión dando prioridad al empleo.
--Utilizar
programas con énfasis en la fuerza de trabajo en los rubros de comunicaciones,
caminos, carreteras y puentes.
--Modernización
del sector de transporte urbano nacional.
--Proyectos de
inversión concertados con estados y municipios, con identificación por regiones
y sectores de fortalezas y debilidades.
Y de manera
sobresaliente, todos los participantes coincidieron que las finanzas públicas
están acotadas, distorsionadas y
atrapadas en gastos desordenados y por ello el Estado no puede cumplir con el mandato constitucional de rectoría del
desarrollo. Para comenzar, también coincidieron que la reorganización de los
ingresos públicos deben de pasar por una convención
nacional hacendaria.
Los participantes fueron especialistas con credenciales suficientes: la diputada Soraya Pérez Munguía, el
reconocido economista Roberto Escalante Semerena, secretario general de la
Unión de Universidades de América Latina, Javier Pérez Torres, Gustavo Sauri Aluche,
director de Economía de la Universidad Anáhuac, Eduardo Gómez de la O,
presidente de la Asociación Mexicana de Gasto Público, y el autor de Indicador
Político como presidente de la Comisión de Análisis Político y Social del
Colegio de Economistas del Valle de México.
El tema de los
impuestos es clave para definir las
fortalezas y debilidades del Estado. La rectoría del desarrollo, la
distribución de la riqueza y la detonación de proyectos productivos dependen de
que el Estado tenga los fondos
suficientes para usarlos en la inducción del crecimiento económico.
El tema del
papel del Estado se dinamiza en cada alternancia
política en la presidencia. El presidente Fox tardó tres años en conciliar con
el PRI la realización de la primera convención nacional hacendaria --antes
había habido tres convenciones fiscales--, pero sus resultados fueron acotados por el guardián de la
ortodoxia neoliberal Francisco Gil Díaz, secretario de Hacienda de Fox.
Hoy que llega
un nuevo grupo gobernante con otro
pensamiento político diferente al neoliberal que ha dominado la política
económica de 1979 a 2018, la reformulación
de las tareas sociales del Estados exige finanzas sanas, pero que sean producto
de ingresos crecientes y no de frenos en el crecimiento económico y en el gasto
social. La desigualdad social y la pobreza sólo
puede ser atendida por los Estados sociales y no por los neoliberales. De ahí la importancia de una convención
nacional hacendaria que reorganice las finanzas publicas con objetivos de programas sociales
crecientes y con financiamiento sano. Hasta ahora, el gobierno de la 4T se ha
dedicado a disminuir gasto y rascar
dinero del presupuesto, pero con limitaciones
fiscales.
La tarea de
redistribuir el ingreso, dinamizar el desarrollo y combatir la marginación,
pobreza y limitaciones del 80% de los mexicanos que vive con una a cinco
carencias debe de pasar de manera
obligada por una gran revolución en los ingresos iscales.
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Política para dummies: La política es la fuerza para cumplir promesas.
@carlosramirezh
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martes, 16 de junio de 2020
Rectoría del Estado: ¿populista, neoliberal, productiva o social?
Carlos Ramírez
A la memoria siempre viva
de la gran amiga Lucha Garza
y abrazo fraternal el Meme
En una de sus
conferencias de prensa en medio de la pandemia, el presidente López Obrador
fijó el papel del Estado citando el
artículo 25 institucional que impone la rectoría del Estado en la economía. Paradójicamente, el concepto fue
incluido en la reforma neoliberal
del presidente Miguel de la Madrid de diciembre de 1983 y consolidada por la reforma neoliberal del gobierno de Salinas de
Gortari.
En todo caso,
la ambigüedad de aquellas reformas
que redujeron el Estado a su dimensión mínima y le cedieron al mercado el dinamismo de la producción y la
distribución; de todos modos, el bloque de artículos que construyeron el capítulo económico de la Constitución
--artículos 25, 26, 27 y 28-- puede servir
para reconstruir el papel del Estado como el dinamo de la economía, Y
con el articulado existente, el Estado tiene la tarea prioritaria de modelar el desarrollo, distribuir la riqueza y
el ingreso y sentar las bases de una justicia social distributiva.
Sin embargo, el
Estado en la 4T no ha asumido sus
funciones de motor del desarrollo ni de la rectoría del Estado.
Si el eje de la 4T son los artículos 25, 26,
27 y 28 constitucionales, entonces desde su inicio debió de haberse dado la reforma del Estado salinista neoliberal
y de definirse las bases del nuevo
Estado social.
En la pandemia
y ahora en la reactivación económica no
existe la conducción del Estado para moderar efectos nocivos, ni para definir
los rumbos productivos, ni para apoyar a la planta productiva y el
empleo. Es más, el modelo de
desarrollo es el heredado del ciclo
neoliberal 1983-2018 basado en el Tratado de Comercio Libre y en su enclenque y
en retroceso planta productiva con bajos y nulos niveles de competitividad.
Es decir, a la
4T le falta el modelo de desarrollo
para crecer, distribuir y subir en el escalafón internacional de
competitividad. Hoy en día Vietnam, país aún en precarias condiciones de
subdesarrollo, tiene más potencial económico que México y lo revelan las cifras
de comercio exterior: México es deficitario.
El artículo 25
es más que sólo el concepto de
“rectoría del Estado”. La rectoría implica el papel del Estado como el eje del desarrollo. Para ello, dice el
tercer párrafo del artículo citado por el presidente de la república, “el
Estado planeará, conducirá, coordinará y
orientará la actividad económica nacional”. Y la rectoría acepta la concurrencia de los sectores público, privado y social.
La rectoría del
Estado no radica solamente en el
ejercicio de la autoridad institucional, sino que se basa en la definición del modelo de desarrollo, en
el uso del presupuesto público para dinamizar
sectores, en la política fiscal para financiar el desarrollo y despuntar los
extremos de la riqueza y la miseria y en la obra pública como detonadora de la inversión privada.
Asimismo, la
rectoría del Estado cuenta con tres
instrumentos constitucionales hoy sin rumbo: primero, el Plan Nacional de
Desarrollo programático que defina áreas productivas, apoyos en bienes de
capital y definición de áreas que potencien otros sectores; segundo, el Sistema
Nacional de Información Estadística y Geográfica y un Consejo Nacional de
Evaluación de Política Social; los tres, el PND, el INEGI y el CONEVAL, han
sido disminuidos con miras a anularlos.
Si la
invocación del presidente López Obrador del artículo 25 constitucional que
define la rectoría del Estado fue el anuncio
de una reforma integral del aparato neoliberal
salinista, entonces en el corto plazo debiera venir cuando menos la definición
de tres instrumentos de la
reactivación productiva: un nuevo plan
de desarrollo, una nueva política
económica y un nuevo Estado de
bienestar.
Sin embargo,
hasta ahora la rectoría del Estado carece
de una propuesta de definición del nuevo Estado económico de bienestar de la
4T. Lo malo del caso es que ya pasó
año y medio, la economía se hundió en la depresión económica por el coronavirus y no existe hasta ahora ningún
plan o programa de reactivación con reconstrucción
del aparato productivo y no se conocen leyes o instrumentos de redistribución del ingreso para conocer
el modelo de justicia distributiva de la 4T.
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Política para dummies: La política es el todo de uno.
@carlosramirezh
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La Contracolumna • OBRADOR, EL “JUAN TRUMP” • LA 4T Y LAS ELECCIONES DE EU
lunes, 15 de junio de 2020
Sin acuerdo de reactivación, PIB de 2021 estará abajo de 0%
Carlos Ramírez
Las expectativas del PIB de 2020 de
analistas consultados por el Banco de México siguen a la baja:
--1% pronosticado en enero antes de la
crisis del coronavirus, contra el 2% oficial.
--Y -8.1% en la encuesta de mayo, sin
registrar aún la totalidad del frenón económico que durará buena parte de
junio.
La peor fase del frenón productivo se dio en el segundo
trimestre; por ello, las expectativas de todo el año podrían situarse de -8% a -10%, tomando en cuenta que el PIB del segundo trimestre podría
ser de -20% y la reactivación en el
segundo semestre no tendrá el dinamismo requerido para levar la tasa anual arriba
de -8% promedio.
La crisis productiva que reflejará el PIB
es producto de tres circunstancias:
--El frenón
decretado para romper las cadenas de contagio con el cierre casi total de
actividades productivas.
--La falta de
un plan de protección de la planta
productiva y el empleo durante el tiempo de la inactividad productiva.
--La falta de
un acuerdo nacional productivo para
apoyar a empresas y trabajadores a regresar a la actividad económica.
La economía, en
sus cifras, es una ciencia científica;
las expectativas pueden llevar a los terrenos de la hechicería. Y son las cifras las que usan los analistas para prever escenarios de corto plazo.
El principal problema del frenón económico fue la falta de apoyo gubernamental a la
planta productiva y el empleo. Pocas empresas, en realidad, y sólo las más
grandes, pudieron mantener salarios
de sus trabajadores en inactividad. Sin embargo, alrededor de 85% de la planta
productiva, las micro, pequeñas y medianas empresas, quedaron al garete, sin apoyo, sin mecanismos de
protección.
En este
sentido, la capacidad de reactivación
de la planta productiva será muy baja si no existe un acuerdo
gobierno-empresarios-trabajadores para reanudar la producción. Y no se tiene un diagnóstico de las
empresas sacadas de las líneas de
producción, de núcleos productivos pequeños que dependían de manera directa de
la demanda. A ello se agrega el grave
problema de la demanda: sin apoyo gubernamental, la sociedad de consumo perdió capacidad de compra, carece de
ingresos formales o informales y tardará quizá un año en reconstruir su fuerza multiplicadora de demanda
efectiva.
Los países
europeos que están saliendo del
confinamiento tendrán una rápida
incorporación productiva porque dieron apoyos a la planta productiva y el empleo,
con cargo, eso sí, a déficit presupuestal y deuda. Sin embargo, todos los
organismos financieros internacionales apoyaron
esas decisiones porque evitaron un colapso
productivo extenso después de la pandemia.
La política
económica estabilizadora del gobierno mexicano negó afectar déficit y deuda, pero a costa de no apoyar a las
unidades productivas individuales y colectivas. Por tanto, la pandemia desde
junio ha mantenido bajo control las variables financieras, pero con abandono de la planta productiva y el
empleo.
Sin ese apoyo antes de la pandemia, durante
ella y en las primeras semanas posteriores, la capacidad productiva de la
economía mexicana será demasiado baja como para constituir una dinámica productiva en cadena. Algunas
expectativas de analistas académicos señalan que el PIB del segundo semestre no alcanzará para sacar a la economía
del hoyo de -8% a -10% para todo el año. Sin embargo, la peor parte estará en 2021: mientras las primeras estimaciones en lo
general señalan un PIB de 2% positivo, los analistas académicos consideran que
el PIB sería de -1% a -2% porque la desarticulación
de la plana productiva, el empleo y la demanda será demasiado baja como para impactar expectativas.
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Abusos de la Coca Cola. Con el pretexto
de rendir homenaje al personal que lucha en hospitales contra la pandemia del coronavirus, la empresa Coca Cola
difunde un comercial en el que pasa lista a los sectores involucrados, pero en
cada uno de ello ilustra con el logo de cada uno de los productos de la empres.
En realidad, la Coca manipula los
sentimientos de la gente con los médicos y enfermeros, pero en el fondo está
haciendo propaganda para su producto. Así gana dinero y fama, pero no ayuda al
personal sanitario.
Política para dummies: La política es la sensibilidad para entender lo que
viene y decidir a tiempo para evitarlo.
@carlosramirezh
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