viernes, 19 de junio de 2020

Contracolumna OBRADOR - EBRARD Y SU DIPLOMACIA DE CUARTA



JOSÉ MARTÍNEZ M.

Históricamente la diplomacia mexicana se ganó un prestigio y un respeto. Grandes personajes le dieron lustre. Lamentablemente en los últimos gobiernos la política exterior comenzó a perder ese brillo. Lo malo es que ahora con Obrador y su carnal Marcelo tenemos una diplomacia de cuarta.
Justo cuando se festinaba el regreso de México a ocupar un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU, el presidente Obrador le declaraba una guerra verbal a España. Las desafortunadas palabras del mandatario mexicano fueron asumidas como un insulto y una intromisión en la vida interna de los españoles.
Obrador denigra la investidura que tanto dice defender. Actúa más como un ñero, un vulgar sin educación que está acostumbrado a reñir desde que abre los ojos al despertar. Se deja llevar, ya sin darse cuenta, hasta extremos de locura donde todo es posible. Para él, la prudencia es una virtud inferior. Tiene una incapacidad para pensar y con sobrada ironía suele medir desdeñosamente a los demás.
Ahora fue el rey emérito Juan Carlos sometido a las leyes españolas por presuntos actos de corrupción. Fue absuelto, por ahora, aunque los legisladores insisten en que se enjuicie al monarca español, pero Obrador lo ha declarado culpable al erigirse en una especie de juez de un tribunal moral.
Desde su llegada a Palacio, Obrador ha ido cocinando a fuego lento un enfrentamiento con el gobierno español. Ha manejado al canciller Ebrard a su antojo, quien ha permitido que lo manipule como una marioneta. Un canciller complaciente que a todo dice sí a su jefe.
El primer exabrupto ocurrió cuando Obrador en sendas cartas con su firma de puño y letra solicitó al rey Felipe VI y al papa Francisco que pidieran perdón a los pueblos originarios de México por los abusos cometidos durante la Conquista. “Hubo matanzas, imposiciones con la espada y con la cruz”, escribió Obrador. El gobierno de España y el Vaticano rechazaron con toda firmeza la petición.
Sin tener ninguna vela en el entierro, la esposa de Obrador, Beatriz Gutiérrez Müller metió su cuchara y fue quien urdió tal despropósito sin considerar que la Corona española ya en un par de ocasiones anteriores había ofrecido disculpas por esos hechos, la primera en el siglo XIX y la segunda a finales del siglo XX.
Empresas españolas y medios de comunicación han sido severamente cuestionadas por el presidente Obrador, lo cual ha atizado el fuego en las relaciones bilaterales.
Las pugnas con el gobierno español se extendieron a Bolivia cuando Evo Morales fue depuesto del cargo. La presidenta interina Jeanine Áñez expulsó a la embajadora mexicana María Teresa Montaño por conceder asilo político a Morales. Áñez acusó también a diplomáticos españoles de entrar acompañados con personas encapuchadas a la embajada mexicana, y también fueron expuldados. La respuesta del gobierno español fue expulsar a tres diplomáticos bolivianos de su representación en Madrid.
Lo demás ya lo sabemos. El gobierno de Obrador dispuso un avión de la fuerza aérea para traer a Morales a México. Se le ofreció asilo, dinero y apoyo logístico. Ebrard le dio la bienvenida y lo trató a cuerpo de rey pero el boliviano se hartó, de la noche a la mañana dijo adiós y partió a la Argentina sin despedirse.
Después vino el escándalo del embajador mexicano que se robaba los libros.
Ricardo Valero, embajador de México en Argentina fue removido del cargo tras ser exhibido en un video cuando robaba un libro de diez dólares de la librería más famosa de Buenos Aires. Ebrard dio la orden de que regresara, se hicieron malabares para justificar al veterano diplomático y el asunto acabó en un acto de impunidad.
Lo más grave hasta ahora es el servilismo con el que el gobierno de Obrador ha actuado frente a Donald Trump. Ebrard maniobró para complacer al mandatario estadounidense y frenar con la Guardia Nacional a los inmigrantes que buscaban entrar a territorio mexicano para trasladarse a Estados Unidos. Coloquialmente Trump le puso una pistola en la cabeza a Obrador para obligar a su gobierno a “cooperar” en su guerra contra los inmigrantes. Ebrard fue el encargado de hacer la tarea sucia y cumplió a carta cabal para que no se castigara con la aplicación de nuevos aranceles a las exportaciones mexicanas de acero y otros productos nacionales. Y como en las películas de Pedro Infante, a Ebrard no le quedó otra más que decir “¡ni hablar mujer traes puñal!”.
Con Obrador y Ebrard el manejo de la diplomacia mexicana ha sido más que denigrante. Ni una sola palabra contra Trump, mientras el muro fronterizo se continúa construyendo y siguen aumentando las detenciones y deportaciones. Así como el cierre de la frontera estadounidense por el tema de la pandemia. Con Trump, Obrador aplica la diplomacia del “tú dime rana, y yo salto”. Lo malo que la rana en este caso es Ebrard, a quien no le importa ser humillado con tal de llegar algún día a ser el sucesor del tabasqueño.
Es triste, es lamentable el papel de Obrador y Ebrard y la nueva diplomacia de cuarta.
Cada vez se hacen más grandes las figuras de los diplomáticos que en el pasado construyeron una vigorosa proyección a la política exterior, ganando con ello el prestigio y el respeto para México. Ahí están en la historia las personalidades y el legado de Matías Romero el precursor de nuestra diplomacia quien representó los intereses del país durante los gobiernos de tres presidentes: Benito Juárez, Manuel González y Porfirio Díaz.
Matías Romero el diplomático que presentó sus cartas credenciales como enviado extraordinario y ministro plenipotenciario ante Abraham Lincoln.
Y ahí están las figuras destacadas de Genaro Estrada y Alfonso García Robles. El primero creador de la Doctrina Estrada regida por “el principio de no intervención y derecho de autodeterminación de los pueblos”. El segundo, García Robles, mejor conocido como el padre del Tratado de Tlatelolco quien fue el impulsor principal del Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina que le permitió ser reconocido con el Premio Nobel de la Paz.
Sobran episodios históricos por mencionar como el papel de México en la pacificación de Centroamérica y ante las dictaduras sudamericanas, así como la diplomacia de Lázaro Cárdenas y el asilo de los españoles. El papel diplomático de Gilberto Bosques y su labor en la Francia ocupada por la Alemania Nazi.
Ahora son tiempos denigrantes para la diplomacia mexicana. La política exterior se rige por el machete, se han recortado las oficinas diplomáticas, es errática la promoción del turismo desde que desapareció ProMéxico, la diplomacia financiera es errática y la cultural, aún es peor.
Pero Obrador y Ebrard sienten que están inventando el hilo negro. No olvidemos el episodio aquel cuando Ebrard como jefe de Gobierno celebró con una estatua al dictador de Azerbaiyán, Heydar Aliyev, en pleno Paseo de la Reforma, para celebrar una matanza en ese país.
Ante la protesta pública, el monumento fue retirado y fue traslado a la Plaza de Tlaxcoaque.
La misma gata pero revolcada, como lo es ahora la diplomacia de cuarta de la cuarta transformación.

jueves, 18 de junio de 2020

Polarización: estrategia, pero también crisis de gobernabilidad

Carlos Ramírez

 

El escalamiento de la polarización del jefe del ejecutivo federal con sectores sociales, políticos y productivos tiene una doble lectura: o es una estrategia de construcción de un nuevo bloque de poder sobre los rescoldos del anterior PRI-PAN o se trata de una crisis típica de gobernabilidad por la baja posibilidad de cumplir con los cambios prometidos.

Los dimes y diretes sirven para pasar el día, pero se convierten en factores de baja gobernación porque se trata de sectores que tienen que ver con la estabilidad económica, política y social. La falta de una cámara de compensación en el gobierno federal --además del Senado de Ricardo Monreal-- podría llevar la polarización a un nuevo realineamiento electoral, pero no a garantizar la estabilidad del sistema/régimen/Estado para una 4-T.

La crisis de gobernabilidad --en el modelo de Samuel Huntington en Orden político en las sociedades en cambio, con elementos, por cierto, tomados de la crisis estudiantil mexicana del 68-- ocurre cuando la capacidad de realizar cambios por parte de gobiernos institucionales es menor a las demandas de la sociedad. En el caso mexicano, la expectativa de reformas ofrecidas por López Obrador no ha podido superar la maraña de intereses y conflictos del sistema/régimen priísta-panista.

A la vista del panorama de polarizaciones, pareciera a veces que la inducción de impulsos para crear sólo dos polos podría estar reconociendo la dificultad en el corto plazo para terminar con los compromisos de una campaña presidencial que comenzó en 1988 por los nudos en las instituciones --modelo de Manuel Camacho Solís, 1977-- y la falta de tiempo, distancia y operadores para deshacerlos. Lo malo, sin embargo, radica en el hecho real de que las polarizaciones no representan nuevas alianzas de clase ni nuevos bloques de poder, menos coaliciones mayoritarias.

La falta de institucionalización de varios de los cambios realizados no ha logrado construir una sólida coalición popular, en tanto que la coalición opositora carece de rumbo, de liderazgo y sobre todo de firmeza para presentarse como tal. Si acaso las circunstancias pos-pandemia en junio de 2021 logran alianzas de emergencia, la falta de un acuerdo programático le restará viabilidad. El problema es que se presenta como una alianza contra el presidente de la república y no por una alternativa de proyecto, desarrollo y gobierno que debió de haberse dado en el 2000 con la alternancia de Fox, pero que naufragó por la incapacidad política del primer presidente de oposición en la era PRI y su lamentable ausencia de pensamiento estratégico.

Si la polarización triunfa en las elecciones de 2021 --con o sin mayoría absoluta--, de todos modos, carecerá de posibilidades de avanzar en tanto siga sin definir un verdadero programa alternativo de nación, --programa nacional de desarrollo, no proyecto ideológico republicano--. La disputa no es por ganar y mantener el poder, sino por consolidar un nuevo modelo de desarrollo, una nueva política económica y un nuevo Estado de bienestar. A la 4-T le falta una estrategia integral alternativa de desarrollo y su correlativa nueva alianza y correlación de clases productivas, no sólo una alternancia de élites, muchas de ellas, provenientes del ancien régime priísta-panista.

La polarización por sí misma puede ganar posiciones de poder, pero no garantiza acuerdos para transformaciones estructurales. La gobernabilidad implicaría pactos para empujar las reformas del Estado en los nuevos objetivos de la élite que ganó las elecciones en julio de 2018.

 

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PLAN DN-III. En Puebla se realizó la ceremonia para reconocer y celebrar los cincuenta y cuatro años de vigencia del Plan DN-III de la Secretaría de la Defensa Nacional para auxilio a la población civil en casos de desastres naturales. Este plan formalizó lo que sería la quinta misión del ejército --la social-- en sus funciones básicas y consolidó la concepción de las fuerzas armadas como un ejército de paz. Este Plan tiene reconocimiento mundial desde hace veinte años y ha sido replicado en otras partes del mundo. El general secretario Luis Cresencio Sandoval González recibió reconocimientos para la institución y para su tropa. Si alguien anda buscando candidatos mexicanos al premio Nobel de la Paz, el DN-III califica por su papel humanitario.

Política para dummies: La política radica en saber para que sirven los extremos.

 

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miércoles, 17 de junio de 2020

Contracolumna EL RELOJ DE MARCELO




JOSÉ MARTÍNEZ M.

Marcelo Ebrard: “Si yo hubiera sido el candidato en 2012 le habría ganado a Peña Nieto”. Entonces México hubiera tenido un presidente llamado Marcelo Ebrard. Pero el hubiera no existe.
Debe ser desesperante para Ebrard soportar todos los días al presidente Obrador. El canciller ha sido más que paciente con su jefe. Tiene mucho poder, lo debe admitir, pero a cambio ha tenido que tragar sapos sin hacer gestos. Su ambición es llegar a Palacio Nacional. Lleva cuarenta años haciendo política y confía en ser el sucesor del tabasqueño. Abiertamente ha dicho que su sueño es llegar a ser Presidente.
La relación Ebrard–Obrador se comenzó a tejer hace 20 años. Obrador se negó a ser el second choise (la segunda opción) para las elecciones de la jefatura de gobierno en el 2000. Ganó la capacidad de persuasión del tabasqueño. Después se repitió la misma historia en el 2012 en la elección presidencial.
Ambos se conocen a la perfección. Basta una simple mirada para comunicarse. El origen de Obrador es proletario, su padre era un obrero petrolero y Ebrard corresponde al perfil de una familia fifí. Su padre fue un arquitecto exitoso. Ebrard es poliglota y es conocido internacionalmente. En Estados Unidos es amigo de demócratas y republicanos. Obrador es un político aldeano y solo habla español. Sus contactos internacionales se reducen sólo a Venezuela. Obrador como jefe de gobierno de la ciudad de México fue muy conflictivo y hasta bloqueó las calles que el mismo gobernaba. En cambio Ebrard fue calificado como “el mejor alcalde del mundo”.
La discrepancia tiene mucho que ver con la formación que tuvieron desde su infancia. La de Obrador ha sido una vida traumática que se empañó con un episodio trágico en su adolescencia. Ebrard tuvo una juventud más estable y productiva pero emocionalmente ha sido muy inestable. A diferencia de Obrador quien es testarudo y aferrado, Ebrard es más inestable e influenciable. Obrador es un hombre vengativo y audaz, Ebrard es más analítico y reservado. Son personalidades diferentes. Como canciller no comparte la visión de su jefe y amigo. Lo malo es que se ha quedado callado ante las atrocidades cometidas por el ocupante de Palacio. Quizás sería el único que lo podría frenar, pero Ebrard ha preferido anteponer sus intereses políticos por delante. Quizás no tenga el respaldo de todos los grupos de Morena, pero goza del privilegio de la cercanía y las complicidades con Obrador.
Se aguanta como lo hace generalmente un típico roommate, cuando uno es el ordenado y el otro compañero de cuarto no tiende la cama, deja la ropa sucia regada por todos lados, no lava los platos y ni siquiera paga la renta. Así son Ebrard y Obrador quienes han sido compañeros de viaje en las dos últimas décadas. Ebrard ha sido tolerante pero su paciencia puede terminar en cualquier momento cuando se harte de estar comiendo las sobras que le deja el amigo.
Con sus asegunes, Ebrard es el único que brilla con luz propia en el gabinete obradorista. Eso tampoco significa que sea un gran político. Desde el punto de vista cromático, blanco sobre negro, Ebrard es un político gris. Y aun así con ese matiz no hay ningún político de la cuarta transformación que le haga sombra. Ni siquiera Claudia Sheinbaum tiene color. Políticamente es pálida.
La Sheinbaum cabe en el mismo costal del gabinete mediocre de Obrador. No es na’ ni chicha ni limoná. Sabe de sus limitaciones pero se ilusiona con mantener aspiraciones políticas. Aunque se le olvida que un acto de corrupción le costó su matrimonio. Fue la compañera de lucha y cómplice de Carlos Imaz.
Ebrard tiene claro la línea jerárquica del equipo de gobierno y se atiene a la vieja sentencia de “el que sabe, sabe, y el que no, es jefe”.
Está consciente de que el gabinete está cargado de tantos inexpertos, ignorantes e incapaces de ocupar un cargo donde se requiere experiencia y conocimiento para la toma de decisiones.
El mejor ejemplo es el de Obrador.
Tenemos un presidente pequeño para un país con grandes problemas.
Un presidente que no tiene siquiera una minúscula raya de conocimiento del país que está gobernando.
Hace mal Ebrard en tratar de esconder su lujoso reloj.
Su reloj político es diferente. Lleva años tratando de sincronizarlo. Lo adelanta y lo retrasa y vanamente no ha podido ajustarlo. Estuvo a punto de lograrlo en 2012 cuando tenía todo a su favor. Pero declinó en favor de Obrador y fue cuando Peña se empoderó bajo el enunciado de “carita” mata “activista”.
Marcelo ha sido astuto en no meterse en la pugna ideológica de Obrador con sus adversarios. Sabe que la esencia de la transformación que se propone el tabasqueño está en el cambio estructural de la economía no el discurso político-ideológico como lo concibe el presidente, un bisoño que no entiende nada de economía y que confunde las peras con manzanas.
Falta mucho trecho por recorrer y Ebrard no debe de esconder su reloj. Su proyecto político no difiere mucho del actual, aunque en una entrevista me confió que a la izquierda ya se la había llevado “la chingada”.
Ante el triunfo de Peña, Ebrard veía a la izquierda como una vieja puta a la que ya no le quería volver a ver la cara.
Pero el triunfo de Obrador lo reanimó en su pasión por la política aunque no comparte el discurso populista de su jefe y amigo.
Tras su salida del PRI, en busca de una identidad propia Ebrard ha transitado por las aguas sucias de la partidocracia. En 1997 fue diputado de la fracción del Partido Verde. En el 2000 tuvo la oportunidad de definirse ideológicamente junto con Manuel Camacho Solís ambos se confesaron como políticos de “centro”, con tendencias “social demócrata”, de acuerdo a la declaración de principios de lo que fue el Partido de Centro Democrático que apelaba a un nicho de electores no capturado por ningún partido: hogares de clase media (con ingresos medios y altos), altamente educados, en edad productiva laboral, liberales, reformistas y con múltiples intereses en la creación de seguridad social.
Después dentro del PRD Ebrard fundó la corriente del Movimiento Progresista como una plataforma propia. A partir de ahí Marcelo pactó con Obrador y desde el 2000 vienen haciendo el uno-dos en su desempeño político.
Cuando Obrador perdió rotundamente frente a Peña. Marcelo llegó a bromear que sí él hubiera sido el candidato de la izquierda en esas elecciones “le hubiera” ganado al mexiquense.
En 2014 cuando Obrador se marchó del PRD para fundar Morena, Ebrard publicó un análisis sobre los retos de la izquierda. El texto que tituló “El Partido de Izquierda que Tod@s Queremos” apareció en la revista La Zurda bajo su firma.
En esencia Ebrard proponía un partido de postulados progresistas e ideas avanzadas centradas en abatir la desigualdad, en la lucha por las libertades individuales, en especial aquellas que propugnan sobre todo por el estado de bienestar, el desarrollo cultural y la defensa de los derechos civiles.
Ebrard está ahora en otra circunstancia.
Política e ideológicamente está en otro contexto frente a Obrador y Morena. Lo sabe. Consolidó su posición con la salida de Carlos Urzúa en la cartera de Hacienda, quien abrió un boquete en el equipo de gobierno.
Ebrard no tiene que esconder su reloj político. Su Rolex es lo de menos. Claro que le encantaría adelantar las manecillas para ajustar los tiempos ante la pesadilla de un presidente muy pequeño para un país de enormes perspectivas y problemas.
Ebrard debe tener presente que Obrador no tiene amigos, tiene súbditos y ambiciones.
Sí, ha de ser desesperante estar escondiendo el reloj. Sabe que la vida está hecha de momentos. Ojalá jamás se arrepienta.

Sin impuestos no hay país; la 4T depende de una reforma fiscal


Carlos Ramírez

 

La semana pasada se realizó la presentación virtual de la Comisión Permanente de Análisis Hacendario de la Facultad de Estudios Sociales Aragón de la UNAM como un organismo multidisciplinario de análisis de la política económica. El tema “La economía mexicana después de la pandemia” concluyó que sin una reforma fiscal a fondo, las posibilidades de México para salir del desarrollo mediocre serán bajas.

Inaugurada por el director de la FES Aragón/UNAM, Fernando Macedo Chagolla, a lo largo de tres horas varios especialistas insistieron en que la crisis recesión/depresión sólo vino a adelantar la problemática de desarrollo de México. Y que el eje de las posibilidades del Estado para ejercer su rectoría del desarrollo depende del financiamiento propio de las finanzas públicas, hoy atadas a ingresos limitados y a gastos distorsionados.

En las conclusiones, el presidente de la Comisión Permanente de Análisis Hacendario, Carlos Loeza Manzanero, señaló la urgencia de un programa económico de emergencia pospandemia basado en cuestiones básicas:

--Estímulos fiscales a empresas y contribuyentes.

--Plazos especiales para pagar impuestos.

--Reprogramación del presupuesto del IV trimestre.

--Creación de un fondo de apoyo para la economía informal con plazo mínimo de 12 meses y con tasas preferenciales.

--Reprogramación del presupuesto de inversión dando prioridad al empleo.

--Utilizar programas con énfasis en la fuerza de trabajo en los rubros de comunicaciones, caminos, carreteras y puentes.

--Modernización del sector de transporte urbano nacional.

--Proyectos de inversión concertados con estados y municipios, con identificación por regiones y sectores de fortalezas y debilidades.

Y de manera sobresaliente, todos los participantes coincidieron que las finanzas públicas están acotadas, distorsionadas y atrapadas en gastos desordenados y por ello el Estado no puede cumplir con el mandato constitucional de rectoría del desarrollo. Para comenzar, también coincidieron que la reorganización de los ingresos públicos deben de pasar por una convención nacional hacendaria.

Los participantes  fueron especialistas con credenciales suficientes: la diputada Soraya Pérez Munguía, el reconocido economista Roberto Escalante Semerena, secretario general de la Unión de Universidades de América Latina, Javier Pérez Torres, Gustavo Sauri Aluche, director de Economía de la Universidad Anáhuac, Eduardo Gómez de la O, presidente de la Asociación Mexicana de Gasto Público, y el autor de Indicador Político como presidente de la Comisión de Análisis Político y Social del Colegio de Economistas del Valle de México.

El tema de los impuestos es clave para definir las fortalezas y debilidades del Estado. La rectoría del desarrollo, la distribución de la riqueza y la detonación de proyectos productivos dependen de que el Estado tenga los fondos suficientes para usarlos en la inducción del crecimiento económico.

El tema del papel del Estado se dinamiza en cada alternancia política en la presidencia. El presidente Fox tardó tres años en conciliar con el PRI la realización de la primera convención nacional hacendaria --antes había habido tres convenciones fiscales--, pero sus resultados fueron acotados por el guardián de la ortodoxia neoliberal Francisco Gil Díaz, secretario de Hacienda de Fox.

Hoy que llega un nuevo grupo gobernante con otro pensamiento político diferente al neoliberal que ha dominado la política económica de 1979 a 2018, la reformulación de las tareas sociales del Estados exige finanzas sanas, pero que sean producto de ingresos crecientes y no de frenos en el crecimiento económico y en el gasto social. La desigualdad social y la pobreza sólo puede ser atendida por los Estados sociales y no por los neoliberales. De ahí la importancia de una convención nacional hacendaria que reorganice las finanzas publicas con objetivos de programas sociales crecientes y con financiamiento sano. Hasta ahora, el gobierno de la 4T se ha dedicado a disminuir gasto y rascar dinero del presupuesto, pero con limitaciones fiscales.

La tarea de redistribuir el ingreso, dinamizar el desarrollo y combatir la marginación, pobreza y limitaciones del 80% de los mexicanos que vive con una a cinco carencias debe de pasar de manera obligada por una gran revolución en los ingresos iscales.

 

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martes, 16 de junio de 2020

Rectoría del Estado: ¿populista, neoliberal, productiva o social?

Carlos Ramírez

 

A la memoria siempre viva

de la gran amiga Lucha Garza

y abrazo fraternal el Meme

 

En una de sus conferencias de prensa en medio de la pandemia, el presidente López Obrador fijó el papel del Estado citando el artículo 25 institucional que impone la rectoría del Estado en la economía. Paradójicamente, el concepto fue incluido en la reforma neoliberal del presidente Miguel de la Madrid de diciembre de 1983 y consolidada por la reforma neoliberal del gobierno de Salinas de Gortari.

En todo caso, la ambigüedad de aquellas reformas que redujeron el Estado a su dimensión mínima y le cedieron al mercado el dinamismo de la producción y la distribución; de todos modos, el bloque de artículos que construyeron el capítulo económico de la Constitución --artículos 25, 26, 27 y 28-- puede servir para reconstruir el papel del Estado como el dinamo de la economía, Y con el articulado existente, el Estado tiene la tarea prioritaria de modelar el desarrollo, distribuir la riqueza y el ingreso y sentar las bases de una justicia social distributiva.

Sin embargo, el Estado en la 4T no ha asumido sus funciones de motor del desarrollo ni de la rectoría del Estado.

Si el eje de la 4T son los artículos 25, 26, 27 y 28 constitucionales, entonces desde su inicio debió de haberse dado la reforma del Estado salinista neoliberal y de definirse las bases del nuevo Estado social.

En la pandemia y ahora en la reactivación económica no existe la conducción del Estado para moderar efectos nocivos, ni para definir los rumbos productivos, ni para apoyar a la planta productiva y el empleo. Es más, el modelo de desarrollo es el heredado del ciclo neoliberal 1983-2018 basado en el Tratado de Comercio Libre y en su enclenque y en retroceso planta productiva con bajos y nulos niveles de competitividad.

Es decir, a la 4T le falta el modelo de desarrollo para crecer, distribuir y subir en el escalafón internacional de competitividad. Hoy en día Vietnam, país aún en precarias condiciones de subdesarrollo, tiene más potencial económico que México y lo revelan las cifras de comercio exterior: México es deficitario.

El artículo 25 es más que sólo el concepto de “rectoría del Estado”. La rectoría implica el papel del Estado como el eje del desarrollo. Para ello, dice el tercer párrafo del artículo citado por el presidente de la república, “el Estado planeará, conducirá, coordinará y orientará la actividad económica nacional”. Y la rectoría acepta la concurrencia de los sectores público, privado y social.

La rectoría del Estado no radica solamente en el ejercicio de la autoridad institucional, sino que se basa en la definición del modelo de desarrollo, en el uso del presupuesto público para dinamizar sectores, en la política fiscal para financiar el desarrollo y despuntar los extremos de la riqueza y la miseria y en la obra pública como detonadora de la inversión privada.

Asimismo, la rectoría del Estado cuenta con tres instrumentos constitucionales hoy sin rumbo: primero, el Plan Nacional de Desarrollo programático que defina áreas productivas, apoyos en bienes de capital y definición de áreas que potencien otros sectores; segundo, el Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica y un Consejo Nacional de Evaluación de Política Social; los tres, el PND, el INEGI y el CONEVAL, han sido disminuidos con miras a anularlos.

Si la invocación del presidente López Obrador del artículo 25 constitucional que define la rectoría del Estado fue el anuncio de una reforma integral del aparato neoliberal salinista, entonces en el corto plazo debiera venir cuando menos la definición de tres instrumentos de la reactivación productiva: un nuevo plan de desarrollo, una nueva política económica y un nuevo Estado de bienestar.

Sin embargo, hasta ahora la rectoría del Estado carece de una propuesta de definición del nuevo Estado económico de bienestar de la 4T. Lo malo del caso es que ya pasó año y medio, la economía se hundió en la depresión económica por el coronavirus y no existe hasta ahora ningún  plan o programa de reactivación con reconstrucción del aparato productivo y no se conocen leyes o instrumentos de redistribución del ingreso para conocer el modelo de justicia distributiva de la 4T.

 

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La Contracolumna • OBRADOR, EL “JUAN TRUMP” • LA 4T Y LAS ELECCIONES DE EU


JOSÉ MARTÍNEZ M.

Con un gabinete de mediocres y un presidente destructor, el canciller Marcelo Ebrard carga con todo el peso del gobierno de la cuarta transformación. El ministro de las buenas intenciones –cuya aspiración política es suceder en el cargo al tabasqueño– se ha visto forzado a ponerse el overol, un casco y botas de seguridad, guantes de lona y un equipo especial de respiración para poder maniobrar como un auténtico plomero en medio del tufo del cochinero de la cuarta transformación que ha puesto la imagen de México por los suelos. Ebrard ha sido el encargado del trabajo sucio en la relación con Estados Unidos, con el tema de los migrantes. E hizo lo mismo con España y el Vaticano cuando a nombre del gobierno de Obrador exigió una disculpa pública en desagravio de la conquista española. Cosa que no ocurrió y que fue asumida como una “ocurrencia” por la comunidad internacional.
Él lo sabe y tan es así que en la Secretaría de Relaciones Exteriores están muy preocupados por las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos. Los comicios se celebrarán el próximo 3 de noviembre y son muy bajas las posibilidades de reelección de Donald Trump.
El presidente Obrador sabe que su proyecto político depende en mucho de las elecciones estadounidenses. Por eso todas las noches le prende una veladora a Trump. El candidato del tabasqueño es el republicano. Aunque no se conocen personalmente, entre ambos existe una “química”, comparten una misma visión del mundo.
Los refranes son sabios, “Dios los cría y ellos se juntan”. A ambos los unen ciertas características y conducta política.
Obrador viajará a Washington en cualquier momento. Inicialmente se había acordado que sería en el mes de junio, pero como están las cosas a causa de la pandemia, lo más seguro es que sea en julio próximo.
Según las encuestas de las empresas demoscópicas de Estados Unidos, dos de cada diez latinos –la mayoría de ellos mexicanos– votarán por la reelección de Trump y Obrador acudirá a respaldarlo. Obvio, va hacer campaña en favor del republicano entre las huestes obradoristas asentadas en territorio estadounidense.
Cuando se anunció la visita, Obrador dijo que aprovecharía el viaje para “agradecerle” a Trump “el apoyo para adquirir ventiladores mecánicos para atender a los enfermos de Covid-19 y para la implementación del T-MEC”.
Como se sabe el acuerdo comercial México-Estados Unidos-Canadá entrará en vigor el próximo 1 de julio.
México mantiene una dependencia económica con los Estados Unidos. El ochenta por ciento de las exportaciones de nuestro país van al mercado estadounidense, y más del 40 por ciento de la inversión extranjera en México proviene de empresas estadounidenses.
De acuerdo al tratado, en el papel México ocuparía una posición ventajosa a nivel global debido a que millones de empleos en nuestro país dependen de las exportaciones.
En ese sentido se contempla un mecanismo de Respuesta Rápida binacional e imparcial en materia de derechos laborales e imparcial para hacer valer los derechos de los mexicanos en materia de votaciones para elegir sindicatos o aceptar el contenido de contratos colectivos.
Según el acuerdo se pretende fomentar la inversión y la producción reafirmando la certeza para los inversionistas, prestadores de servicios, consumidores y productores. Se incluyen además nuevas reglas para la economía digital para impulsar el desarrollo de más empresas, sectores y regiones para promover su participación con el comercio exterior. A grandes rasgos se busca impulsar a los empresarios, emprendedores y Pymes.
Muy bien todo suena muy bien en el papel, pero en el terreno de los hechos ocurre todo lo contrario. El gobierno de Obrador no garantiza ninguna certeza a los inversionistas extranjeros ni a los nacionales. El presidente insulta, agravia y descalifica a los empresarios, a los emprendedores y a los científicos y tecnólogos. Lo hemos visto durante la pandemia, los empresarios tuvieron que recurrir a la banca internacional para buscar apoyos financieros para mantener la planta productiva, pero eso irritó a Obrador quien no estuvo de acuerdo “por los moditos”.
Tenemos un presidente ignorante, que desconoce cómo funciona la economía. Lo suyo no es la gobernanza, es la política, el activismo, la grilla, la manipulación de las masas. Piensa en proyectos faraónicos pero no prioritarios y costosos.
Debe entender que no es lo mismo ser borracho que cantinero. El país enfrenta una crisis económica de proporciones mayúsculas y no le cae el veinte.
Ahora bien, todos sabemos que la relación de Trump y Obrador “está a partir un piñón”. El inquilino de la Casa Blanca está muy satisfecho con Obrador por su empeño en su política migratoria, tan es así que en tono burlón se refiere al tabasqueño con el sobrenombre de “Juan Trump”. Como lo escribió Mark Feierstein en un artículo publicado en el portal Americas Quarterly.

Ver enlace: 

Para complacer a Trump, Obrador ha pasado por encima de los derechos humanos en la contención de los flujos migratorios. Obrador ha sido complaciente hasta la saciedad. Eso no es fortuito, comparten la mismas políticas y prácticas anti-ambientales, las noticias falsas y su pleito con la prensa, entre otras “coincidencias” político-ideológicas.
Es triste, es lamentable que las palabras de Robert Lansing, secretario de Estado en el gobierno de Woodrow Wilson, señaladas en una carta hace un poco más de un siglo, se hayan convertido en una realidad con Obrador, “México es un país extraordinariamente fácil de dominar porque basta con controlar a un solo hombre. El Presidente”.
Habrá que ver si Obrador en su próximo encuentro con Trump tiene los cojones para enfrentarse y reclamarle por la mayor ofensa que ha recibido México en su historia, cuando un día después de la Batalla de Chapultepec el 14 de septiembre de 1847, a la siete de la mañana el invasor norteamericano tomaba oficialmente nuestra capital, haciendo ondear la bandera de Estados Unidos en el asta de palacio Nacional. Sí, donde ahora vive Obrador con todos los lujos de un rey.

lunes, 15 de junio de 2020

Sin acuerdo de reactivación, PIB de 2021 estará abajo de 0%



Carlos Ramírez

 

Las expectativas del PIB de 2020 de analistas consultados por el Banco de México siguen a la baja:

--1% pronosticado en enero antes de la crisis del coronavirus, contra el 2% oficial.

--Y -8.1% en la encuesta de mayo, sin registrar aún la totalidad del frenón económico que durará buena parte de junio.

La peor fase del frenón productivo se dio en el segundo trimestre; por ello, las expectativas de todo el año podrían situarse de -8% a -10%, tomando en cuenta que el PIB del segundo trimestre podría ser de -20% y la reactivación en el segundo semestre no tendrá el dinamismo requerido para levar la tasa anual arriba de -8% promedio.

La crisis productiva que reflejará el PIB es producto de tres circunstancias:

--El frenón decretado para romper las cadenas de contagio con el cierre casi total de actividades productivas.

--La falta de un plan de protección de la planta productiva y el empleo durante el tiempo de la inactividad productiva.

--La falta de un acuerdo nacional productivo para apoyar a empresas y trabajadores a regresar a la actividad económica.

La economía, en sus cifras, es una ciencia científica; las expectativas pueden llevar a los terrenos de la hechicería. Y son las cifras las que usan los analistas para prever escenarios de corto plazo.

El principal problema del frenón económico fue la falta de apoyo gubernamental a la planta productiva y el empleo. Pocas empresas, en realidad, y sólo las más grandes, pudieron mantener salarios de sus trabajadores en inactividad. Sin embargo, alrededor de 85% de la planta productiva, las micro, pequeñas y medianas empresas, quedaron al garete, sin apoyo, sin mecanismos de protección.

En este sentido, la capacidad de reactivación de la planta productiva será muy baja si no existe un acuerdo gobierno-empresarios-trabajadores para reanudar la producción. Y no se tiene un diagnóstico de las empresas sacadas de las líneas de producción, de núcleos productivos pequeños que dependían de manera directa de la demanda. A ello se agrega el grave problema de la demanda: sin apoyo gubernamental, la sociedad de consumo perdió capacidad de compra, carece de ingresos formales o informales y tardará quizá un año en reconstruir su fuerza multiplicadora de demanda efectiva.

Los países europeos que están saliendo del confinamiento tendrán una rápida incorporación productiva porque dieron apoyos a la planta productiva y el empleo, con cargo, eso sí, a déficit presupuestal y deuda. Sin embargo, todos los organismos financieros internacionales apoyaron esas decisiones porque evitaron un colapso productivo extenso después de la pandemia.

La política económica estabilizadora del gobierno mexicano negó afectar déficit y deuda, pero a costa de no apoyar a las unidades productivas individuales y colectivas. Por tanto, la pandemia desde junio ha mantenido bajo control las variables financieras, pero con abandono de la planta productiva y el empleo.

Sin ese apoyo antes de la pandemia, durante ella y en las primeras semanas posteriores, la capacidad productiva de la economía mexicana será demasiado baja como para constituir una dinámica productiva en cadena. Algunas expectativas de analistas académicos señalan que el PIB del segundo semestre no alcanzará para sacar a la economía del hoyo de -8% a -10% para todo el año. Sin embargo, la peor parte estará en 2021: mientras las primeras estimaciones en lo general señalan un PIB de 2% positivo, los analistas académicos consideran que el PIB sería de -1% a -2% porque la desarticulación de la plana productiva, el empleo y la demanda será demasiado baja como para impactar expectativas.

 

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Abusos de la Coca Cola. Con el pretexto de rendir homenaje al personal que lucha en hospitales contra la pandemia del coronavirus, la empresa Coca Cola difunde un comercial en el que pasa lista a los sectores involucrados, pero en cada uno de ello ilustra con el logo de cada uno de los productos de la empres. En realidad, la Coca manipula los sentimientos de la gente con los médicos y enfermeros, pero en el fondo está haciendo propaganda para su producto. Así gana dinero y fama, pero no ayuda al personal sanitario.

Política para dummies: La política es la sensibilidad para entender lo que viene y decidir a tiempo para evitarlo.

 

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@carlosramirezh

 

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